Instituto Cervantes
Darío Villanueva: «A la lengua no se le puede aplicar la prima de riesgo»
-¿Cómo se percibe la imagen de España fuera de nuestras fronteras?
-No es fácil realizar una valoración objetiva de conjunto. Una cosa es la producción de la comunidad hispánica, con sus similitudes y características, y otra los instrumentos utilizados para difundir esa producción. No sólo hay que contar con la titularidad de los medios de producción, sino con la capacidad para difundir, y hoy está monopolizada por la cultura anglosajona. Vivimos una tensión entre la potentísima creatividad del mundo hispánico y la casi inexistencia de cauces para darle salida. Nuestro cine es muy interesante, pero la industria está condicionada por las grandes distribuidoras americanas. Ocurre así también con la música y la literatura. No nos chupamos el dedo y sabemos que no es sólo cuestión de estar inspirados. El buen paño en el arca no se vende y eso lo hemos aprendido. Nuestra creatividad, repito, es altísima y contamos con la ventaja de que no existe barrera lingüística: llegamos a todos aunque estemos alejados de la fuente del producto. Nuestra presencia en el mundo es un hecho y hemos roto el hielo.
-¿La presencia se da por igual en todas las manifestaciones culturales?
-Nuestra fuerza es innegable en la danza, la música, el arte plástico, el cine, la literatura o las artes visuales. España y toda la comunidad de Iberoamérica tiene un lugar, está ahí y cuenta.
-¿Afianzamos nuestra posición de cara al exterior?
-Por supuesto. Aunque nuestra cultura no haya destacado en materia tecnológica, artísticamente posee una potente tradición. Además, no manejamos una actitud ensimismada, sino que tenemos una conciencia clara por parte de los creadores y los mediadores de lo importante que es abrir camino y llegar, de lo importante que es la dinamización. Por otra parte, gracias a la lengua que hablamos 450 millones de personas en el mundo existe un sentido profundo de unidad en la presentación de nuestra cultura frente a la del mundo anglosajón.
-El deporte, y en el caso español concretamente el fútbol, ¿se ha convertido en elemento exportable que une?
-Sin duda une. Yo, aunque pertenezco al mundo académico, estoy ligado a él. El deporte se ha aliado con la televisión y se ha convertido en un espectáculo construido. Existe una narración y una saga de relatos del hecho deportivo, que se da, por ejemplo, en el caso del fútbol, con todas sus etapas y que genera repercusiones muy interesantes y está dotado de una belleza dentro de la representación, que unas veces se narra en tono épico y otras incluso patético. Es la catarsis de la que hablaba Aristóteles. A eso va unido también el discurso de la ejemplaridad del deportista, lo que resulta tan atractivo como fascinante. El deporte es representación muy digna, ética y moralmente muy recomendable.
-Principios el siglo XXI y en plena crisis. ¿España cuenta en el mundo?
-Hoy España y el mundo hispánico cuentan. Mis discurso no es reductivo sino que me apunto al de la identidad como solidaridad. Me siento más idéntico cuanto más viajo. La Historia ha demostrado que los momentos de crisis económica no siempre son malos para la actividad estética, aunque sí puedan serlo para la industria cultural. La crisis no lleva aparejado un desmantelamiento de la cultura.
-¿El español es un valor que nos une de cara al exterior?
-La lengua no cuesta y no se le puede aplicar prima de riesgo. Si tuviéramos que hacerlo, saldría mucho peor parado, por ejemplo, el alemán. Tenemos el gran valor de nuestra lengua, el español, que es verdaderamente extraordinario, lo que no se debe confundir con una uniformidad aplastante. El español es exportable de un país a otro y este valor alienta la esperanza.
Darío Villanueva
Secretario de la RAE
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