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El enfado entre dos personas podría acabar con un idioma

El ayapaneco, una de las 364 variantes lingüísticas que existen en México, está condenado a muerte debido a que en el mundo quedan únicamente dos hablantes ancianos que, por enemistades, llevan ya varios años sin comunicarse entre ellos.

Manuel Segovia, de 75 años, e Isidro Velázquez, de 69, son el único testimonio vivo de esta lengua indígena que tiene sus orígenes en el municipio de Jalapa de Méndez, en el sureño estado mexicano de Tabasco.

Ambos viven en la pequeña comunidad de Ayapan y, aunque sus casas están separadas tan sólo por 500 metros, no mantienen relación alguna desde hace años por un desencuentro del que se desconoce el origen.

Según información proporcionada a Efe por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), Segovia les explicó en su momento de que a mediados del siglo XX todavía quedaban casi 8.000 familias ayapanecas, y que a partir de la construcción de la carretera Villahermosa-Comacalco comenzó la migración de estos pobladores y, con ello, la paulatina extinción de su lengua.

"El tiempo y el progreso transformaron el pueblo, la gente se iba a trabajar a los pueblos más grandes y ahí empezaron a ver y a traer otras costumbres", afirmó Segovia. "Cuando muramos los dos se acabó, la lengua morirá", sentenció.

No obstante, la riqueza de esta lengua se conservará escrita gracias a que dos lingüistas estadounidenses de la Universidad de Standford grabaron durante dos años a Manuel Segovia pronunciando frente a un micrófono las miles de palabras que conocía. Con las grabaciones hicieron un diccionario que, según el propio Segovia, se vende en Estados Unidos por "miles de dólares".

En una situación menos grave, pero no por ello menos preocupante, se encuentran en peligro al menos 36 variantes más de lenguas indígenas de México, que, según expertos, si no logran reforzar sus raíces los próximos años podrían seguir el camino de las 141 variantes lingüísticas que desde tiempos de la colonia hasta nuestros días han desaparecido.

Como ejemplo de ellas destacan el potlapigu, guazapar, mocorito, cocoa, ure, zacateca, zuaque, sabaibo y ahome. La discriminación que sufren los miembros de las comunidades indígenas es el motivo principal para la extinción de las lenguas, dijo a Efe Arnulfo Embriz, arqueólogo del INALI.

"Después de haber sido rechazados en los trabajos, en las escuelas y en la calle -lamentó- los mismos indígenas han decidido dejar de hablarlas". "Si no hablas español, olvídate de salir adelante", agregó el especialista. En el censo de 2010 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró en México a casi siete millones de hablantes de lenguas indígenas, aproximadamente un millón más que en 2007.

Esto es debido a que, para contrarrestar la desaparición de las lenguas, tanto especialistas del INALI como los mismos pueblos indígenas promueven la enseñanza de la lengua, su documentación o la concienciación de la población sobre su derecho a preservarla.

Entre ellas, Embriz destacó que en las escuelas ya se utilizan libros traducidos a lenguas indígenas, que la Constitución mexicana ha sido escrita en al menos 13 variantes lingüísticas y que son los mismos pueblos los que "alzan la voz"para exigir sus derechos. "Sin embargo, la desaparición de algunas lenguas será irreversible en la medida de que su valor no alcance al imaginario colectivo", agregó el arqueólogo.

Actualmente se llevan a cabo en México esfuerzos comunitarios encaminados al reconocimiento del patrimonio cultural intangible de la nación y al cambio de actitud en la población nacional con respecto a sus orígenes, lenguas, hablantes y prácticas socioculturales. También hay una propuesta para una completa catalogación académica de la diversidad lingüística y campañas de sensibilización de la población para la conservación de las lenguas indígenas.