Cataluña
El drama de Montilla
Probablemente lo mejor que le habría podido suceder a José Montilla es no haber sido nunca presidente de la Generalidad. Él hoy lo ve muy positivo, pero no sé si cuando tenga oportunidad de analizar la cuestión con perspectiva histórica podrá resistirlo. No ya sólo por haberse puesto al frente de un Gobierno con separatistas confesos, sino por que ese Ejecutivo ha sido más soberanista que los propios nacionalistas. Encabezar una marcha que degeneró en protesta independentista, a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, es algo que no se le hubiera ocurrido ni a los más radicales convergentes.Lo ha hecho Montilla y se ha quedado tan tranquilo. Igual de tranquilo que parece ahora, a punto de aniquilarse en Cataluña la Fiesta de los toros. Ni tan siquiera Pujol se atrevió a tanto. Que un andaluz de Iznájar pueda cargar con el mérito de ser el president que abolirá las corridas taurinas no deja de ser llamativo. Me lo imagino mañana absteniéndose cual Pilatos en la votación del Parlament. Siempre podrá decir que no fue cosa suya. Otros recordaremos que no hizo nada por evitarlo. Dio libertad de voto y miró para otro lado. ¿Quizás para que no le llamen «español»? Su drama es que no pasará a la historia por defender el Estatut, sino por ser el presidente cordobés bajo cuyo mandato se prohibió la Fiesta Nacional.
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