Energía eléctrica
Autoconsumo energético por Ramón TAMAMES
En el último Consejo de Ministros del Gobierno del PSOE, del 11 de noviembre de 2011, se aprobó un Real Decreto regulando las instalaciones de energías renovables de pequeña potencia de pymes y viviendas; transponiendo así la correspondiente directiva europea al respecto, aunque fuera con gran retraso, por los problemas que iremos viendo.
Está claro que el sistema de autogeneración para autoconsumo supone la reducción de inversiones en transporte y distribución, además de un ahorro de energía primaria (fósil, gran hidroeléctrica, potentes autogeneradores eólicos, etcétera), que potencialmente puede ser muy importante.
Se trata de utilizar nuevas capacidades energéticas renovables –del tipo solar fotovoltaica y de minieólica–, con posibilidades de déficit y excedente en las instalaciones en cuestión. Ante lo cual, surge la alternativa de ir al denominado sistema del «balance neto», para que esas nuevas instalaciones autónomas puedan comprar energía en momentos de déficit, y la vendan en los de excedente; pero en la idea de que no puedan producir más de lo que autoconsumen. Sin duda, para evitar una fuerte competencia con las grandes compañías generadoras, que han de soportar los altos costes de transporte y distribución, así como cuantiosas inversiones en centrales.
Naturalmente, como en cualquier otra nueva situación de innovación tecnológica, surge el problema de conciliar los antiguos sistemas con los nuevos. Y de ahí la controversia que se ha puesto en marcha entre quienes apoyan el balance neto y los que plantean la libre producción y puesta en la red de excedentes netos, cualesquiera que éstos sean.
No voy a pronunciarme sobre el tema en esta columna de hoy, en espera de ver si el ministro José Manuel Soria y las CC AA del PP se aclaran sobre el actual régimen de las renovables; que en tiempos de crisis, está en sub iudice manifiesto.
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