Barcelona

Triunfal tarde de El Juli en Barcelona

El embrujo de Morante y el poderío del de Velilla encalidaron a la Monumental

El Juli ejecutando un bonito derechazo
El Juli ejecutando un bonito derechazolarazon

Lo que podría haber sido una tarde redonda, a pesar de las cuatro orejas, se frustró por la poca fuerza de los toros, dos de ellos, inválidos.El primero de Finito de Córdoba fue masacrado en baras y el diestro catalán anduvo en «labores de enfermero»: compuso la figura, ante una res que no provocaba la más mínima emoción. Sólo anotar una tanda de naturales pulcros, pero despegados. Se inhibió en el primer tercio del cuarto. Elegante fue el inicio de faena, luego lo toreó a considerable distancia, y el aficionado se impacientó con voces destempladas; el diestro se enrrabietó y cuajó una lograda tanda con la diestra, rematando detrás de la cadera. Siguió con un toreo perfilero y ventajista, que acabó aburriendo al personal. Pasó «las de Caín» para matar al toro y se salvó, por los pelos, de los tres avisos (pitos y saludos tras dos avisos).El segundo bis de Garcigrande salió suelto, pero Morante lo embarcó en unos sobervios y despaciosos lances de recibo. Llegó al último tercio manso, distraído y sin humillar. Los esfuerzos del de la Puebla fueron valdíos y optó por una faena de aliño. Se dividieron las opiniones, que siempre es mejor que pasar desapercibido. Naturales majestuososVerónicas de cartel fueron las que instrumentó al astifino quinto; dos chicuelinas y una media llenaron de embrujo y torería el ruedo de la Monumental. Comenzó con ayudados por alto y, ante la endeblez del astado, se lo llevó a los medios. Allí le arrancó, literalmente, unos naturales majestuosos. Morante estuvo entregado, pero esta vez se pasó de faena (división de opiniones y un aviso con saludos).Las verónicas de saludo de El Juli, ganado terreno, rozaron la perfección. Juilán López instrumentó muletazos con la planta asentada en la arena, exprimiendo la pastreña embestida del toro y rematando muy bien con los de pecho. Aceptó de regañadientes el de Domingo Hernández, los naturales largos, un tanto forzada la figura. Destacó la prodigiosa técnica de la última tanda con la diestra. Así como el hermoso final con adornos, de una estocada hasta la empuñadura. Otro inválido fue el último de la tarde. El Juli le dejó respirar en el último tercio pero lo que se vino abajo, a parte del toro, fue la fiesta del toro con emoción, ante la que sobran antitaurinos. El público «se caldeó» ante la entrega y voluntad indiscutible del diestro de Velilla. De nuevo, la estocada irreprochable (dos orejas y dos orejas).

Plaza de toros de Barcelona, con media entrada, se lidiaron reses de las ganaderías de Domingo Hernández, 1º, 3º y 5º, flojos y nobles, y tres de Garcigrande, 2º, sobrero, del mismo hierro, además del 4º y 6º, todos muy flojos e inmanejables. Finito (un aviso y pitos y dos avisos con saludos); Morante (división de opiniones y saludos); y El Juli (dos orejas y dos orejas). Los subalternos Luis García y Emilio Fernández tuvieron que desmonterarse tras el tercio de banderillas, del tercero.