Fomento detecta un «agujero» que le impedirá atender todos los pagos

Madrid- Ya lo advirtió el diputado popular Andrés Ayala: el Gobierno socialista iba a dejar un importante agujero en Fomento. Y ayer Rafael Catalá, secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras, lo confirmó. «Estamos todavía viendo los datos, pero hay una brecga importante entre lo comprometido y el presupuesto corriente», confirmó durante el acto de toma de posesión de varios altos cargos del Ministerio de Fomento. Un desfase al que habrá añadir el tijeretazo de 1.600 millones que el Ministerio sufrirá por el acuerdo de no disponibilidad de gasto aprobado por el Gobierno en el paquete de medidas para reducir el déficit.

Desequilibrio contable
El 18 de octubre, en la asamblea de Aerco, Ayala aseguró que, con la prórroga de los presupuestos, habría un desfase de 5.000 millones en las cuentas de los entes dependientes del departamento. Mientras la anualidad operativa –los fondos presupuestados– asciende según sus datos a 4.498 millones de euros, los compromisos de pago son de 9.502.
Catalá explicó que para adecuar las partidas de ingresos y gastos se está realizando una «labor muy técnica» y un importante esfuerzo de reasignación de recursos entre partidas y programas. «Se trata de ver dónde hay más capacidad de ajuste para que no se pierda capacidad en el desarrollo de inversión de los proyectos en marcha», añadió. Lo que no contempla el departamento de Ana Pastor para solucionar el problema es la paralización de obras o la suspensión de contratos, como hizo José Blanco. El nuevo equipo de Fomento prefiere renegociar para extender los plazos de pago.
Otra de las «patatas calientes» que ha dejado Blanco es la de las autopistas de peaje de segunda generación en riesgo de quiebra. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó una partida de 600 millones en créditos participativos para ayudar a las concesionarias. Sin embargo, el Gobierno lo ha recortado en 400 millones. Catalá, sin embargo, cree que Fomento tiene margen para ayudarlas, aunque no explicó cómo.
Las autopistas en apuros, entre las que figuran las radiales de Madrid o la que conecta la capital con el aeropuerto de Barajas, contaban con este dinero para reequilibrar sus cuentas y evitar la bancarrota. Su situación se ha tornado casi insostenible por la dramática caída de los tráficos que ha traído consigo la crisis y los sobrecostes de las expropiaciones para su construcción, que se dispararon merced a varias sentencias judiciales dictadas tras el cambio introducido en la Ley del Suelo.

La incógnita de El Prat y Barajas
El 31 de enero finaliza el plazo para que los consorcios finalistas presenten sus ofertas para gestionar los aeropuertos de El Prat y Barajas. Pero a sólo veinte días de que expire la prórroga que aprobó José Blanco, todo está en el aire. Según explicó Catalá, el Gobierno tomará una decisión sobre «cuál es el modelo aeroportuario más adecuado en los próximos días». El secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras aseguró que el Ejecutivo deberá decidir «si continúa con la previsión de las concesiones o si se rediseña».