Nueva Delhi
La crisis de la agricultura en la India dispara el suicidio en los campesinos
El sector que genera más empleo en la India, la agricultura, cuenta cada vez con menor peso en la pujante economía del gigante asiático, una crisis que condujo al menos a 17.368 campesinos al suicidio en el año 2009, según datos oficiales difundidos hoy.
De acuerdo con un informe anual de la Oficina de Datos de Crimen Nacional, en la India se registraron el año pasado un total de 127.151 suicidios, de los que el trece por ciento fueron cometidos por agricultores.
Esta cifra oficial refleja un aumento de 1.172 casos respecto al año pasado y sitúa el cómputo desde 1997 en 216.500, los cuales ocurren sobre todo en los estados de Maharashtra, Karnataka, Andra, Madya y Chattisgarh, situados en un cinturón que va del centro al sur del país.
No obstante, el estudio recoge que un 20,4 por ciento de las víctimas de suicidio se mataron haciendo uso de pesticidas, es decir 25.941 personas, lo que para algunos observadores revela que los datos correspondientes al sector agrario son sólo la punta del iceberg.
"No hay mucha gente que disponga de pesticidas, así que si no son los granjeros, ¿quién puede ser?", expuso a Efe P. Sainath, un periodista del rotativo "The Hindu"considerado uno de los mayores expertos en la materia.
Citado por la prensa india, el economista y también experto en el ámbito K. Nagaraj afirmó que el hecho de que las cifras aumenten aunque la población de granjeros disminuya pone en relieve que "la crisis está que arde todavía".
La agricultura, sector que emplea en torno a dos tercios de la población india y representa el 18 por ciento de su PIB, experimentó una subida de un 3,8 por ciento en el primer semestre del presente año fiscal tras haber crecido apenas un uno por ciento en 2009-10.
La marca se queda cada vez más lejos del crecimiento general de la economía en el país surasiático que en los últimos cuatro años ha sido como mínimo el doble que el de este sector y este año se prevé en un 8,75 por ciento.
Extenuados por la coyuntura, los granjeros recurren a la venta de órganos o como mal menor emigran a trabajar como temporeros a las ciudades, donde los más afortunados consiguen empleos de conductores de "rickshaw"(motocarro) y los que no acaban como mendigos.
Y muchos tiran la toalla y optan por quitarse la vida, a veces con toda su familia; eso pese a que el suicidio es una opción mal vista en el hinduísmo, la religión mayoritaria en la India (80,5 por ciento), que contempla que si uno lo comete no va ni al cielo ni al infierno, sino que permanece en la Tierra como un mal espíritu hasta que cumple el tiempo de vida que tenía destinado vivir.
Es el caso de Nandkishore Yadav, de 35 años, quien a mediados de diciembre se suicidó tomando veneno en la aldea de Harai, del estado central de Madhya, tomando veneno tras verse acorralado por las deudas que tenía que pagar. "La cosecha de mi hermano se arruinó con las lluvias de septiembre. Había pedido dinero a varios terratenientes. Sabía que no podría enfrentarse a ellos y por eso se suicidó", aseguró su hermano Rajaram, según la agencia IANS.
Según los analistas, un sistema crediticio insuficiente deja a los campesinos en manos de usureros, prestamistas privados que cobran unos intereses desorbitados. Ante este drama, unas 5.000 personas se manifestaron hoy en el distrito de Yavatmal del estado de Maharashtra (oeste), el más afectado con 2.872 de los casos, para exigir que el suicidio sea considerado homicidio, aludiendo como autor del crimen al prestamista del campesino.
"El Gobierno no se está tomando el asunto en serio, pero es muy grave. La población rural está viviendo en la depresión. Es un genocidio", expuso a Efe Vidarbha Janandolan Samiti, presidente de la Asociación de Movimiento Popular, que lucha por los derechos de los agricultores.
Samiti criticó que esta dramática situación da pie a que gane popularidad la insurgencia maoísta, presente ya en muchos distritos del país, donde busca implantar un sistema agrario de corte comunista. La India está pagando el precio de la "Revolución Verde"que inició a mediados de la década de 1960 y permitió duplicar su producción de alimentos en menos de 20 años.
Semillas modificadas, fertilizantes y pesticidas y mayor superficie irrigada expandieron los monocultivos, pero hoy suponen un elevado coste de producción, un mayor riesgo de fracaso en las cosechas, y una tierra que se agota. La penuria de los campesinos ha sido incluso llevada al cine, este año con la cinta "Peepli Live"producida por Aamir Khan, una parodia de éxito en la que se analiza el asunto del suicidio con una fuerte crítica hacia la cobertura mediática de los acontecimientos y la respuesta política.
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