Historia

Egipto

Las momias

De todo el zafarrancho que se ha montado en Egipto, a mí lo que más me ha impresionado es la profanación de las momias. Porque a ver, los políticos, sus regímenes, la barbarie, los alborotos y tiroteos pasan, pero las momias… las momias están hechas para soportar los siglos con su impavidez, sus vendas, óleos y entresijos en sus vasijas.

La Razón
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Cualquiera que interrumpa su eterno descanso parece que se mete en un mal asunto de funestas consecuencias. No se le va a uno de la cabeza toda la maldición de los faraones, el profesor Howard Carter y todo lo que pasó después de descubrir los restos de Tutankamon.

Pero las masas enfebrecidas no atienden a estas cosas, sobre todo en el país de las pirámides, con una larga tradición de ladrones de tumbas. ¡Tantos años luchando para que los ingleses no se llevasen sus objetos sagrados al Museo Británico para que luego las hordas entren a saco en el Arqueológico del Cairo!. Ya sólo nos queda por ver a Cleopatra y Nefertiti hechas unos zorros.

Cuando Napoleón dijo aquello de «¡Soldados! Desde lo alto de estas pirámides 40 siglos os contemplan» debía incluir también los tumultos políticos y religiosos del siglo IV en Alejandría que acabaron con la muerte y despiece de Hypatia, o lo que es lo mismo, el clásico triunfo de la brutalidad sobre la razón.

Hoy, las muchedumbres se suben a los tanques sin saber si son amigos o enemigos y los turistas españoles que habían contratado un crucero romántico por el Nilo sin más temor que ver un cocodrilo, sueñan con volver a su apartamento junto a la M-30. Y al señor Mubarak, que ya de por sí es un poco momia, yo creo que lo están preparando para embalsamarlo, darle los procedimientos pertinentes y mandarlo por ahí bien amojamado a algún limbo dorado con todos sus tesoros. ¿Y que ocurrirá con las momias destrozadas y con su reposo interrumpido? Cuidado con ellas, que pueden vagar con el espíritu enfurecido y cara de Boris Karloff sembrando el terror en el nuevo imperio árabe.