Turquía

Juguetes rotos por Julián García Candau

La Razón
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El fútbol, de antiguo, ha tenido entre sus mayores figuras a individuos que no supieron hacer valer sus condiciones deportivas. Algunas de las grandes estrellas de cualquier país han tenido finales tristes y hasta lamentables. Los juguetes rotos han tenido nombres como Gorostiza, Ga-rrincha, Corbatta, Alsúa, Best y un largo etcétera, en el que ni siquiera el apoyo de sus compañeros de oficio, y a veces hasta homenajes con que llenarles la caja para una temporada, han servido para mucho. Son gentes que no ven que su horizonte sea próximo. Han destruido su carrera por más que hayan pasado de un club a otro con el deseo de mejorar.

En Brasil está dando la nota Ronaldinho. Es incapaz de orientarse. Al final de su vida deportiva habrá ganado millones y, desgraciadamente, quizá acabe en una favela como le sucedió a Garrincha. La vida alegre nunca es la mejor compañía para un futbolista. Al ex jugador del Barcelona le asaltan a diario deseos de farra y alegría con generosos dispendios económicos. A este tipo de individuos parece que el dinero les quema y lo funden cerrando una discoteca con señoras de buen ver durante un día entero, si es preciso.

La bebida ha acabado con carreras brillantes y en tiempos actuales parece que algunos se dispersan apareciendo en las revistas del corazón y siendo protagonistas de constantes historias de amor. Hacer el amor nunca ha sido óbice, valladar o cortapisa para marcar goles y así lo demostraba Caszely. Lo que destruye es la falta de descanso.

Posdata. Guti no supo ser ídolo madridista. No le fue bien en Turquía y en Inglaterra no lo han querido fichar. El «glamour» tampoco ayuda.