IPC
Las denuncias por ruido en la capital crecen un 62 por ciento
Se acerca el buen tiempo y las terrazas proliferan en Madrid. Pocos fumadores serán los que, a partir de ahora, entren en un local de copas teniendo la posibilidad de fumar y tomarse algo en la calle, lo que repercute negativamente de forma directa a dos colectivos: el problema del ruido que padecen los vecinos de las zonas de bares y la notable disminución de la clientela para los empresarios de ocio nocturno.
El presidente de la Asociación de Empresarios nocturnos «Noche Madrid», Vicente Pizcueta, aseguró ayer que las denuncias vecinales en Madrid por el ruido nocturno en la vía pública durante el primer trimestre del año han aumentado en un 62 por ciento, según datos proporcionados por el Ayuntamiento de Madrid. A juicio de Pizcueta, este incremento se debe a las concentraciones de fumadores y no a los locales de ocio. El pasado 4 de mayo la asociación llevó ante el Defensor del Pueblo 600.000 recabadas para modificar la Ley Antitabaco.
Y es que el colectivo estima necesario «la creación de zonas de fumadores con todas las garantías para proteger a los no fumadores que, al mismo tiempo, permita garantizar la calidad de vida de los residentes frente a los problemas de salud pública que pueda provocar el incremento del ruido en las calles en horario nocturno».
En un momento en el que, según «Noche Madrid», la modernización e inversión en los locales de ocio ha impulsado «un retroceso sostenido de su impacto –según el Ayuntamiento sólo en el ultimo trimestre han vuelto a caer un 4 por ciento las quejas vecinales sobre los locales de ocio– es necesario volver a la mesa de negociación para modificar esta ley». Según Pizcueta, las autoridades no sólo deben tener en cuenta la salud de los «no fumadores» sino también la de la gente que no puede descansar bien por la noche a causa del ruido. «Se ha hecho una ley incapaz de resolver sus propias consecuencias», asegura el presidente de «Noche Madrid». Y es que, además del ruido en la calle, las quejas por ruido en las viviendas –todos aquellos que se quedan de fiesta en casas para poder fumar– también han crecido un 16 por ciento.
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