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Posible salida por Isabel Rodríguez Tejedo
Como es frecuente en estos anuncios, la falta de detalles hace difícil anticipar consecuencias. La intención parece clara, pero serán los requisitos para poder acogerse a la medida, el grado de aceptación de ésta entre las entidades bancarias y el reparto de sus consecuencias las que finalmente concreten sus efectos.
De momento vuelve a salir a la palestra la dación en pago (para entendernos, el banco se queda con la casa y se acabó la hipoteca). Aunque la opción no estaría abierta al público en general, probablemente los que en su día estaban a favor no hubieran incorporado el que esté condicionada al visto bueno del banco en cuestión (traduzcamos: si el banco no acepta, la obligación hipotecaria no podría revocarse con la entrega de la casa). Tampoco parece probable que en su visión estuviera incluida la socialización de las pérdidas, que será lo que suceda si finalmente el banco puede deducirlas fiscalmente (es decir, que sería el contribuyente quien en última instancia pague el coste de un préstamo fallido).
Después de tantos peros, tampoco está de más recordar que hay pocas cosas gratis en la vida, y que la dación en pago no es una excepción. Sin entrar en hasta qué punto sería legal exigir a los bancos aceptar la fórmula para hipotecas ya firmadas, al aumentar el riesgo que las entidades asumen al conceder un crédito hipotecario, se produciría una reducción de los mismos y a un precio más alto. Lo más probable es que el efecto sea cuantitativamente pequeño, aunque cabe la posibilidad de que los números modestos escondan una posible salida para los casos socialmente más preocupantes. Ya veremos.
Isabel Rodríguez Tejedo
Profesora de Economía de la Universidad de Navarra
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