Betis
Combustión espontánea
El omnipresente Rubén Castro (dos goles, seis puntos) hizo rentable el tremendo esfuerzo del Betis frente al Mallorca, cuya falta de puntería convirtió en baldía su peculiar y exigente travesía en el «desierto de Heliópolis».
Las previsiones meteorológicas se cumplieron. Con algo de clemencia, aunque no la suficiente como para que el calor dejase de ser el enemigo colectivo en un Benito Villamarín concurrido.
El regreso a Primera del Betis resultó «calentito, calentito» no sólo por la temperatura ambiental, sino por las dificultades interpuestas por un adversario que vendió cara su derrota. Hasta el punto de que ésta acaeció a apenas seis minutos del final a la salida de un córner que el goleador verdiblanco remató solo como la una en el segundo palo.
Error defensivo del cuadro bermellón para complementar de manera drástica los ofensivos. Porque los pupilos de Laudrup también dispusieron de sus ocasiones: dos claras de Alfaro en la primera mitad (minutos 17 y 22) y otra de Nsue en la reanudación (67). Aunque no tan manifiestas, también es cierto, como la desperdiciada por Rubén Castro y Jorge Molina al filo del descanso. Un palo y dos largueros en la misma llegada. Increíble. Como lo fue también la capacidad física de los profesionales para soportar, salvo el lógico bajón en las postrímerías, el aceptable (y vistoso) ritmo de juego de un partido que desequilibró el futbolista más listo.
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