Atenas

El drama griego

El drama griego
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«Un país paralizado por las deudas, que sólo se mantiene en pie gracias al apoyo de las potencias europeas y discapacitado por una Administración ineficaz». Así describía el francés Edmond About a Grecia en... 1858. Su diagnóstico, pese a haber sido escrito hace 154 años, cobra una cruda actualidad en la Europa actual.

Los griegos acuden mañana a las urnas con pocas esperanzas de que un nuevo Gobierno esté en condiciones de cambiar la creciente carestía de la vida y los recortes del Estado del Bienestar. Con un paro del 21,8% y 20.000 personas sin hogar, son pocos los que ven próximo el final del túnel de la crisis económica que comenzó en 2009, cuando el nuevo Gobierno del socialista Yorgos Papandreu destapó el verdadero déficit del país y se vio obligado meses después a reclamar la ayuda financiera de sus socios europeos. Desde aquel mayo de 2010, el día a día de los 10,8 millones de habitantes griegos se ha convertido en un incansable recorte del Estado para hacer frente a una astronómica deuda de 360.120 millones de euros, el 167% del PIB país mediterráneo. En este tiempo, los salarios han caído un 30%, el transporte público ha subido un 50% y la factura del gas o el agua ha crecido un 10%.

La caída del nivel de vida explica por qué un 80% de los griegos rechaza las medidas de austeridad aprobadas primero por Papandreu y desde noviembre por el tecnócrata Lukas Papademos, que dejará el Ejecutivo con apenas el 18% de popularidad. Con todo, pese a la dura terapia de austeridad impuesta por la troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional), un 70% de los ciudadanos helenos está a favor de la UE y el euro. La periodista Corina Vasilipoulos explica a LA RAZÓN esta aparente contradicción: «Los griegos quieren participar en la Europa de los pueblos, pero no en la Europa de ‘‘Merkozy'' y la austeridad». La paradoja de estas elecciones anticipadas es que el nuevo Gobierno estará lastrado por lo firmado por el Ejecutivo saliente, que se comprometió a continuar con los recortes hasta 2015 a cambio de recibir el segundo plan de rescate (130.000 millones de euros) y la quita de 100.000 millones de deuda. Pese a que el Gobierno de Papadimos ha cumplido con el 70% del rescate y otro 20% está en marcha en los ministerios, las nuevas autoridades griegas se verán obligadas a aprobar recortes adicionales por valor de 11.500 millones y despedir a 150.000 cargos públicos, lo que aumentará aún más el desempleo y el malestar social. Sólo este año se cesará a 12.000 trabajadores públicos, se ahorrarán 3.000 millones en sanidad, personal y defensa, y se reducirá el salario mínimo entre un 22% y un 32%. «Ningún tipo de promesas preelectorales cambia el hecho de que Grecia ha firmado estas condiciones y los acreedores esperan que las respete», recuerda Philip Ammerman, un consultor financiero residente en Atenas.