Lucha contra ETA

«Me voy a romper la cabeza para mandaros a la cárcel»

El presunto etarra Ibai Beobide se autolesionó para que los guardias civiles fueran acusados de malos tratos. 

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«Os quiero mandar a la cárcel. Me voy a romper la cabeza cuando pueda con cualquier esquina para conseguirlo». El presunto etarra Ibai Beobide, detenido el pasado mes de febrero por una patrulla del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil, cumplió a rajatabla las órdenes recibidas de la banda para tratar de implicar a los agentes en supuestos malos tratos. En este caso, el engaño no resultó, ya que en su afán de obedecer las consignas, no sólo se golpeó en la cabeza en el momento del arresto, sino que repitió la actuación en el centro al que fue conducido para que le curaran. El personal sanitario lo vio todo.Beobide, que dijo ser «ingeniero superior de informática de gestión», y que entre sus pertenencias personales llevaba marihuana, cigarrillos y papel de arroz para liar tabaco, fue detenido el pasado 13 de febrero. Los agentes, que habían situado un control en una carretera de Zizurkil (Guipúzcoa), observaron a un ciclista que portaba una mochila de grandes dimensiones y que iba vestido con ropa de montaña, lo que les resultó sospechoso. Se procedió entonces a su identificación y Beobide entró en un estado de gran nerviosismo y excitación.Portaba, además de un arma preparada para disparar, un DNI falsificado a nombre de Andoni García Amuchástegui y no tardó en reconocer que era de ETA.A partir de ese momento, se autolesionó. Primero contra la puerta trasera derecha del vehículo de la Guardia Civil en el que iba a ser trasladado y, ya en el interior, contra la estructura metálica que se encuentra entre el respaldo de los dos asientos delanteros.Como consecuencia de todo ello, se produjo una herida sangrante en la frente, que fue taponada en un primer momento por los propios guardias civiles. Ya en el centro sanitario, Beobide se lanzó contra una pileta de agua que estaba en la sala de curación y se produjo otra herida. Todo ello fue observado por el personal sanitario, al que dijo que quería hacerse daño para quedarse en un hospital. De camino al cuartel, siguió con la misma actitud.