Teatro

Santander

Pimenta se atrinchera con «Macbeth»

La directora lleva a Shakespeare a la I Guerra Mundial en su nuevo estreno, que arranca el 20 en Sevilla. Le espera en julio «Antígona de Mérida», y el reto, en septiembre, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico

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En la oscuridad de la sala de ensayo, José Tomé, o sea, Macbeth, arranca con una calmada desesperación las líneas más famosas de la tragedia de Shakespeare. El ambicioso general, espoleado por Lady Macbeth y las profecías de las brujas, ha ido demasiado lejos en su sangrienta escalada al trono. El bosque de Birnam se le viene encima contra toda lógica, y ante su final inminente lamenta: «La vida es una sombra que camina, un pobre actor / que en escena se arrebata y contonea / y nunca más se le oye. Es un cuento / contado por un idiota lleno de ruido y de furia / que no significa nada». Y ahí, en pleno clímax, algo falla. Hay que parar, una vez más, y volver al último pie. La voz de la directora del montaje, Helena Pimenta, surge de la mesa de control: «Empezamos de nuevo. José, tú me dices, ¿qué quieres hacer?». El actor, su pareja desde hace años y cofundador de Ur Teatro, bromea con cansancio: «Irme a casa». Pero no lo hace, claro. Faltan unos días para el estreno de «Macbeth», el enésimo regreso de Pimenta a Shakespeare. Será el 20 y 21 de mayo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. Luego se verá en Alcalá, Chinchilla, Almagro, Santander, Olmedo, Olite y otros festivales veraniegos, antes de llegar a los Teatros del Canal de Madrid en noviembre. Además, en julio, Pimenta estrenará «Antígona de Mérida», y en septiembre tomará las riendas de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. «Todo el mundo sabe que en este oficio las cosas son así –explica Pimenta-. En Ur la constante siempre ha sido: trabaja cada día y no esperes que ocurran grandes cosas. Nuestro trabajo es normal, diario. Es cierto que ahora ha venido todo de golpe, y muy grande. Supongo que porque uno se mantiene ahí. "Macbeth"ha sido un posicionamiento. Dijimos: o hacemos un tránsito, algo con riesgo, o nos vamos a casa. Y ahora "Antígona"…». Y responde con risas y rotundidad ante la pregunta: ¿y duerme? «¡No!».

Pimenta se lleva el texto a la estética de las trincheras, con gabardinas y cascos de los ejércitos de la Primera Guerra Mundial: «Es la primera gran guerra, el cambio claro de un siglo a otro, de una mentalidad a otra, que pasa por una enorme destrucción, una debacle y una ambición que luego culmina en otra contienda. Es el comienzo del siglo XX y nos resulta cercano, pero a la vez algo ya muy lejano. Ha sido una reflexión estética, pero también de contenidos y de conceptos». Tiene claro algo: «Este espectáculo ha sido una apuesta en un momento en el que el mercado llamaba a hacer cosas pequeñas, complacientes. Analizamos mucho y decidimos arriesgar la energía y el dinero que teníamos en un montaje que nos enseñara algo a nosotros».


Con un coro de graves
El escenario adusto, con poco más que los actores y la penumbra, se multiplica de repente. ¿De dónde ha salido este ejército? ¿Y cómo llegamos a este túnel? En realidad, Pimenta juega: un complejo sistema de proyecciones rodea de forma semicircular a los actores. Y en él, el Coro de Voces Graves de Madrid ora entona fragmentos del «Macbeth» de Verdi, ora se convierte en una masa de guerreros. En las pantallas, también, el hijo pequeño de Pimenta y Tomé tiene un papelín, que termina, como tantos, en el filo de la espada de Macbeth. «En el colegio, cuando le preguntan, él les dice: ¿Qué hago en la obra? Me matan», cuenta entre risas la directora.

No es su primer «Macbeth»: en 2006 dirigió el texto para Sarabela. Aquel montaje se inspiraba en el mundo de brumas y brujas de la compañía gallega y estaba ambientado en la Guerra de Bosnia. Como en esta nueva producción de Ur, también entonces José Tomé firmaba la escenografía. «Era un tipo de guerra muy cercana y ahora viajamos más atrás, pero hemos huido de imitarnos a nosotros mismos. En este caso había que profundizar más todavía». Cuenta del protagonista y su célebre esposa, a la que da vida Pepa Pedroche, que «hay una visión asociada a la obra, la de una sociedad masculina y guerrera, y ella es una mujer que intenta comprenderlo, además de un ser destructivo. Yo creo –añade con sorna– que son un proyecto equivocado de pareja».

Pimenta acaso sea la persona que más ha dirigido a Shakespeare en España. «La tempestad», «El sueño de una noche de verano», «Coriolano», «Romeo y Julieta», «Trabajos de amor perdidos», «Dos caballeros de Verona» y «La comedia de los errores» han pasado por sus manos desde que fundó Ur en 1987. «Lo sigo viendo igual de luminoso, de inquietante, de apasionante. Siempre he tenido con él la sensación de eternidad, de algo que nunca se acaba y que va a darte cosas diferentes. Pero es cierto que ahora lo entiendo mejor, con más matices. Antes le entendía a borbotones, y sustituyes con los años esa pasión, más juvenil, por otra más madura». Y añade: «¿Cómo no vamos a comprender que todos tenemos una parte oscura? Eso me lo ha aportado Shakespeare».


Antígona en la Guerra Civil
La directora tiene otra cita en julio: «Antígona de Mérida», obra escrita por Miguel Murillo para el certamen extremeño, en la que contará con Bebe y Helio Pedregal. «Murillo ha planteado un texto muy intenso en la Guerra Civil española, y yo tengo que mantener ese contexto. Evoca los acontecimientos de la toma de Mérida. Tiene aspectos históricos, y otros histórico-poéticos, porque la acción se sitúa en 1936, pero se inspira en Margarita Xirgu, cuando se abre el Teatro Romano en 1933, en la versión de "Medea"de Unamuno… Utiliza el teatro como gran superador de traumas y la poesía como regeneradora de vida. Es un juego, una ficción sobre un grupo de actores aficionados a los que detienen y los meten en el anfiteatro».

Y, en septiembre, le espera el comienzo escolar. O sea, la dirección de la CNTC. De momento, centrada en «Macbeth», sigue sin planes concretos para la institución, «pero me reafirmo en lo teatral, en ser moderno en cuanto a transgresión con el teatro. Nada de ser convencional, de quedarse cómodamente tranquilo. Hay que arriesgar. Yo debo hacerlo en el Clásico». Entre risas, duda: «No sé si esto puede decirse, a ver si va a liarse, pero una cosa que tengo en la cabeza es hacer algo entre el verso y el rap». ¿Y por qué no? Los hip-hoperos llaman «rimar» a lo que hacen, así que muy lejos no anda la cosa… «He visto cosas en Brasil, textos de Shakespeare, dichos a ritmo de rap. Puede parecer una barbaridad, pero no hay que acomodarse».


El montaje más complejo de Ur
Explica Pimenta que este «Macbeth» «es nuestro montaje más complejo técnicamente: hemos sustituido la escenografía que manipulaban los actores por una muy apoyada en la técnica. Tomé ha concebido un espacio en el que dialogamos con especialistas en "video-mapping", o vídeo escenográfico. Han creado juntos un lenguaje que tiene claves distintas. Para hacerlo necesitan mucho tiempo y cada rectificación es muy compleja». Otra dificultad es la musical: «Se han adaptado fragmentos corales de la ópera de Verdi a voces masculinas en vivo porque quería subrayar la idea de género, de que se está debatiendo en la obra un mundo más masculino y guerrero». El Coro de Voces Graves estará sólo en algunas ciudades de la gira.