Un caso más que extraño

A Díez Usabiaga, ex dirigente del sindicato LAB y figura de primer orden en el entramado batasuno, le puso Garzón en la calle amparándose en la Ley de Dependencia y en que presuntamente se tenía que ocupar del cuidado de su madre por motivos de salud. El fiscal se opuso entonces a la excarcelación, pero el Gobierno calló y el mundo nacionalista aplaudió la medida. Transcurrido el tiempo se puso de manifiesto que Usabiaga apenas dedicaba a su progenitora «68 minutos al día», y el Ayuntamiento de Lasarte no acreditó la relación de dependencia esgrimida para ponerle en libertad, habida cuenta de que el aludido tiene dos hermanas que pueden ocuparse de la cabeza de familia.

Usabiaga no es un político cualquiera dentro del mundo proetarra, sino la punta de lanza del sector más favorable a la negociación. Dada la cercanía de Garzón al Gobierno, se ha especulado con la posibilidad de que su auto excarcelando al batasuno fuese un favor más del magistrado a Rubalcaba. Al oponerse la Fiscalía, se daba la apariencia de que el Ejecutivo no tenía nada que ver con el asunto, aunque tampoco cesó la sospecha de que pudiera tratarse de una excarcelación interesada, dentro de la política de palos y zanahorias del tri-ministro. La nueva nota del fiscal pidiendo a la Policía que informe de las actividades del procesado parece indicar que algo se mueve en torno a este extraño caso.