Estados Unidos
Devaluando el dólar
Estados Unidos tiene un problema. El motor de su crecimiento durante tantos años, su consumidor, se ha parado. El consumo en Estados Unidos supone el 71% de su economía, el máximo histórico, al mismo tiempo que la deuda de las familias se encuentra también en su nivel más alto. La tendencia hacia el desapalancamiento de las familias manifestada en una mayor tasa de ahorro ha empezado y tiene pinta de ser duradera.
Si el consumo no crece, el crecimiento tendría que venir de un mayor gasto público, de mayor inversión o del comercio exterior. Dada la sobrecapacidad en la economía americana, ya que más de la mitad del paquete de estímulo se ha gastado ya en 2009 y 2010, será difícil que provengan de los dos primeros. Así pues, parece que sólo vía exportaciones es posible que la economía americana pueda crecer de nuevo.
El presidente Obama se ha marcado el objetivo de doblar las exportaciones en los próximos cinco años, lo que supondría crecer cada año por encima del 15%. Dado que los milagros no existen, esto sólo podría suceder vía una masiva depreciación de la moneda. La buena noticia para Obama es que Ben Bernanke parece dispuesto a acomodar sus deseos.
Esta semana, la Reserva Federal anunciaba un nuevo programa de compra de deuda pública, viniendo a decir que no hay límite a la cantidad de dólares que están dispuestos a imprimir. La carrera hacia la devaluación de las monedas es imparable y los Estados Unidos quieren ganarla.
La consecuencia inmediata es que baja el dólar, baja el rendimiento del ahorro y suben los metales preciosos. Como se ha dicho en esta columna otras veces, el oro es la única moneda cuya oferta es predecible y estable.
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