Lenguaje
Depresión de atención por el Dr Bartolomé BELTRÁN
Una cuestión básica en mi vida profesional cuando me dedico específicamente a la comunicación es que extrapolo a un universo de público lo que le diría a un enfermo o a alguien sano en una relación médico-paciente. Porque para mí, el lector, el espectador, el escuchante o el público que busca información son diferentes, con distintas edades, clase social, latitudes geográficas y psicologías varias. Para ser un buen comunicador hace falta meterse el conocimiento, no sólo en el cerebro sino en el alma, hacer introspección de lo aprendido, después de estudiarlo y emitirlo como algo sentido como propio, vivido desde dentro, y así se consigue conectar. O sea, convencer, interesar, emocionar y fidelizar. La única posibilidad de vencer en el conjunto de las informaciones que recibimos con televisión, celulares, periódicos, libros, faxes, internet y correos electrónicos, consiste en diferenciarse para que te elijan. Y la elección debe hacerse porque quien emite tenga el rigor, la veracidad, la ética y el conocimiento básico de lo que trata. Vivimos en la ansiedad, inseguridad y en la hiperexcitación informativa. Así que, mi receta para no caer en el «síndrome de fatiga por exceso de información» consiste en ser diferentes para ser únicos. Poner el alma en la información para conquistar las emociones de todos los públicos. Seguro.
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