Madrid 2020
Estado de necesidad
Parece que poco importa que el ministro Cristóbal Montoro ponga serios reparos al proyecto de construir una ciudad de Las Vegas en Madrid. Parece que no inquieta que sindicalistas de aquella ciudad norteamericana se hayan puesto en contacto con sindicalistas madrileños, para advertirles que el inversor, el nuevo Mister Marshall del siglo XXI, no es de fiar. Parece que no es suficiente que la oposición tema que pueda haber en este proyecto un intento de especulación a gran nivel, con exigencias legales y materiales inasumibles. Parece que algunos no quieren leer entrelíneas a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cuando dice que hay que conocer a fondo el proyecto y que en cualquier caso, será el gobierno de la nación quien decida y asuma la responsabilidad. Todos los argumentos, temores, dudas y recelos que se han manifestado en torno a ese macro proyecto, no han quebrado el ánimo de quienes ven en el mismo el sueño del Dorado.
Es lógico que en tiempo de hambruna, todos se peleen por un coscurro de pan, aunque les digan que está peligrosamente contaminado. Después de que ayer conociéramos que el paro escaló cómodamente la cuesta de enero, y que en nuestra región ya hay más de medio millón de desempleados, es comprensible que los alcaldes se lancen sin paracaídas para intentar coger al vuelo una inversión, antes de que caiga al suelo y sea devorada por una legión de depredadores. El estado de necesidad despierta situaciones de esta naturaleza.
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