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E'Too más que el Rey
En las redes sociales proliferan toda suerte de rumores y vaticinios. A veces, por las informaciones de unos y otros, el rumor se convierte en clamor.
El gran tesoro de los «twiteros» es el de la inmediatez. Y un buen número de ellos coincide en asegurar que en las horas previas a la celebración de la Final de la Copa del Rey de fútbol, los movimientos separatistas vascos y catalanes van a protagonizar, unidos y simultáneamente, una gran manifestación antiespañola en la ribera del río Manzanares, al aprendiz de río de la Capital de España. Después, como ya ocurriera en Valencia, el Himno Nacional será apagado por los berridos y al Rey le caerán encima toda suerte de insultos, injurias y desprecios.
Lo que ellos jamás permitirían que se produjera en Bilbao o Barcelona contra los locales símbolos escisionistas o políticos representantivos de sus autonomías, lo llevarán a cabo en Madrid con el Himno de todos los españoles y el Rey de España. Juegan con la ventaja del carácter abierto de una ciudadanía que asume su condición tolerante con la libertad de expresión y la superación de la aldea.
El Athletic Club de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona cuentan con simpatizantes en todos los rincones de España. El primero, porque aunque a algunos les pese, está compuesto por una plantilla de jugadores que excepto uno, el venezolano Amorebieta, son todos españoles.
Vascos, navarros y un riojano, Llorente, considerado como uno de los mejores delanteros del mundo. La simpatía general que inspiraba el Athletic con anterioridad a su politización social por parte del PNV se sustentaba también en su carácter, deportividad y sentido de su fútbol. Sin olvidar el señorío, algo enturbiado por unos pocos, del público de San Mamés, que era el más entendido y justo de España.
El Barcelona tiene otras características, hoy diluidas por su calidad circunstancial. Pero es un club español profundamente antiespañol, cuyos detalles negativos en lo social le han granjeado muy encontrados sentimientos. Existen decenas de miles de partidarios del Athletic y el «Barça» que nada quieren saber del sesgo político que le han dado sus dirigentes, pero se abruman ante la ferocidad de sus sectores radicales.
Si son ciertos los rumores, en la noche de la Final de la Copa del Rey, esos radicales van a montar en Madrid un espectáculo infectado de odio. Y posteriormente, van a vejar al Himno y al Rey. En Francia se suspendería el partido inmediatamente después de que «La Marsellesa» se viera apagada por la fuerza programada de los silbidos y los insultos. Si la Copa de España y la figura del Rey tanto molestan a esas aficiones, ¿por qué la disputan? ¿Por qué viajan a Madrid, capital del Imperio agresor, según ellos? ¿Tiene la Real Federación Española de Fútbol, anfitriona y organizadora del partido, algún plan previsto para impedir que un acontecimiento deportivo de esa importancia se convierta en un insulto generalizado contra todos los españoles?
En España, por simples comentarios racistas pronunciados en caliente, se han suspendido partidos de fútbol, y se ha sancionado con ejemplar dureza a los emisores de semejantes desprecios. Años atrás, y vistiendo la camiseta del «Barça», un futbolista de raza negra, E´Too, a punto estuvo de que el árbitro diera por finalizado el encuentro porque un jugador del equipo contrario le dijo «cállate, puto negro».
Si en lugar de practicar el victimismo, E´Too hubiera respondido «cállate tú, hijoputa blanco», el mutuo desprecio habría pasado desapercibido, como ha ocurrido decenas de miles de veces en todos los partidos de fútbol. Pero E´Too es intocable y el Rey no. Insultar al Rey y silbar al Himno Nacional está muy bien visto. Me temo que Madrid no va a tolerar la humillación de España.
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