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El pánico nuclear divide a las familias japonesas

Ella se aleja del peligro con los niños y él se queda trabajando. Es un esquema que se repite estos días en el norte de Japón, donde miles de familias han decidido dividirse para afrontar la amenaza nuclear. Se trata de un fenómeno común en los matrimonios japoneses, pero incide aún más en las parejas mixtas, sobre todo cuando el esposo es japonés y la mujer extranjera.

 
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«Me voy dos meses con mis hijos a Bogotá, porque estoy muy asustada. No tengo billete de regreso, así que no sé si voy a permanecer fuera un mes o un año. Hasta que no se solucione lo de la central no me vuelvo», dice la colombiana Gladys Yoshida, profesora de español en la Universidad de Iwate y residente en Morioka, situada a unos 220 kilómetros al norte de las instalaciones nucleares de Fukushima.

Una decisión personal

En general, la amenaza nuclear ha alarmado más a la comunidad inmigrante y a los extranjeros que a los propios japoneses. Quizá porque la mayoría de quienes viven y trabajan en Japón se siguen informado con los medios de comunicación de sus países de origen, o quizá porque perciben amplificada la alarma al hablar con sus familiares por teléfono. Sea como sea, muchos de quienes pueden permitírselo se marchan. Osamu Kaneda, director de una ONG que trabaja con inmigrantes en la región de Iwate, explica a LA RAZÓN que «es una decisión personal irse de Japón o no, pero creo que si realmente fuera peligroso, los primeros en saberlo seríamos los japoneses. Para los extranjeros que se marchan se está haciendo un trámite especial, con la idea de que no les sea difícil conseguir los papeles para regresar después, cuando pase la crisis».

En los últimos días muchos inmigrantes han abandonado el país, aunque la mayoría, sobre todo los que provienen de otros países asiáticos, permanecen en Japón para no perder su trabajo, ni sus papeles. Sólo un 1,7% de los residentes en el país procede del extranjero, la mayoría de ellos de otras naciones asiáticas o descendientes de japoneses que emigraron hace décadas a países como Brasil o Perú.

La comunidad inmigrante es la más pequeña de entre los países desarrollados, y no por una falta de oportunidades laborales, sino porque Japón mantiene una de las leyes más restrictivas del mundo frente a la inmigración.

La japonesa Akahana también ha dejado a su esposo en la capital nipona y se está alojando ahora en un hotel en Hiroshima con su niño de 9 años. «Siento mucho la separación, pero creo que esto es lo mejor para nuestros hijos. Estoy preocupada, sobre todo por ellos, por la radiación. Mis padres también están muy asustados», explica Akahana.

 También la peruana Elisabeth Arihara ha decidido volar a Los Ángeles para darles un abrazo a sus hijos «por lo que pueda pasar». «Mi marido dice que no ocurre nada, que todo se solucionará pronto, pero yo temo por la radiación, por otro terremoto u otro tsunami. Ya llevo 22 años viviendo en Japón y tengo mi vida hecha aquí, así que volveré en tres semanas para afrontar lo que tenga que ocurrir con mi marido y mis amigos. Pero antes quiero despedirme de mis hijos por si no vuelvo a verlos», dice esta señora de 53 años, que se desplazó en autobús hasta una de las zonas más afectadas por el tsunami para comprobar si su cuñado estaba todavía vivo, ya que no daba señales de vida. «Lo encontré tranquilamente en su casa, pero supe que a un tío de mi marido se lo llevó el tsunami», concluye.


Restablecido el suministro eléctrico en el reactor uno de Fuskushima-1
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha anunciado este martes el restablecimiento del suministro en el reactor uno de la central nuclear de Fukushima-1, la más afectada por el terremoto de nueve grados en la escala de Richter que el pasado 11 de marzo azotó la costa noreste de Japón, informa la agencia Kiodo.

De esta forma ya son cuatro los reactores de la planta a los que llega electricidad, con lo que podrán agilizarse las tareas de refrigerado y evitar con ello una fusión de parcial de sus núcleos, lo que supondría una nueva emisión de partículas radiactivas a la atmósfera.

Ayer, los operarios de la compañía lograron recuperar el suministro en los reactores cinco y seis, los menos dañados por el seísmo, mientras que el domingo hicieron lo mismo con el dos. La labores de tendido de cable para recobrar el suministro comenzaron la semana pasada.