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Futuro de Smiley

La Razón
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La banda de Smiley pretende que el Gobierno, como dijo Fernández de la Vega, «sólo se preocupa del bienestar de los ciudadanos». Podemos reírnos oyendo a Smiley hablar de las «medidas duras y difíciles» que debe tomar responsablemente, o a Alonso decir: «Corbacho ha hecho lo que ha podido contra el paro». Pero el asunto permite otras miradas. Una es preguntarse: ¿qué alternativa tenían? No iban a reconocer su irresponsable política fiscal expansiva y su intervencionismo. Por eso hacen lo que hacen: presentarse como mandatarios de amplios horizontes y amplias espaldas para afrontar un mal que, mienten, les es por completo ajeno. Y se instalan así en una estrategia de chantaje que no conviene despreciar, porque les puede salir bien. Parece que hay que elegir entre su política o la de unos sindicatos desacreditados que harán con la huelga general el último favor para que Smiley se vista de centrista. Hay que aceptar que suban los impuestos para salvar el Estado de bienestar. Hay que sonreír a los tiranos cubanos, ¿o acaso no quiere usted que algunos presos más sean liberados? Y el último acto, más cercano desde el domingo, invitará al aplauso: ¿o rechazaría usted cualquier medida que acerque el fin de ETA? Increíble osadía, lo que usted quiera. Pero, repito, las elecciones no son mañana. Combine usted todo esto con una economía en recuperación y atrévase a asegurarme que Smiley y sus secuaces sólo pueden perder.