Valencia

El lado duro de la Fiesta

Algemesí (Valencia). Segunda de feria. Novillos de Javier Molina, muy bien presentados pero deslucidos y complicados. El cuarto fue el más claro. Tres cuartos de entrada.Cayetano García, de pastel y oro, corneado. Francisco Damas, que debutó con picadores, de pavo y oro, pinchazo, media (silencio); entera (oreja); cinco pinchazos, media, siete descabellos, dos avisos (silencio); corta (oreja).De las cuadrillas destacó el picador Francisco Ponz «El Puchano», eficaz y seguro en los dos novillos que picó.

La Razón
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El segundo festejo de la Feria de las Novilladas de Algemesí resultó muy accidentado y en el mismo se pudo comprobar en toda su crudeza el lado más amargo, más duro y menos amable de una fiesta colorista, brillante y amable cuando todo sale bien. No fueron fáciles los novillos de Javier Molina lidiados en el peculiar coso algemesinense. muy serios, bien armados, astifinos, con cuajo y hechuras de toros, con poder. A todos se les dio muy duro en varas y con todo llegaron enteros al último tercio y sin emplearse.

El que abrió plaza salió ya muy distraído y se paró tras el palizón que se llevó en el peto. Pero estuvo siempre pendiente de su matador, Cayetano García, hasta que en un descuido de este le echó mano y le caló, impidiéndole continuar la lidia. Toda una papeleta para Francisco Damas, que debutaba con caballos y que cazó con habilidad a ese primer novillo de la tarde.

Recibió con una larga de rodillas a su segundo, un animal nacido en septiembre de 2008 y que no humilló ni se descolgó, yendo siempre su muy a su aire sin que Damas pudiese hacer otra cosa que estar voluntarioso.

El tercero derribó al picador y a partir de ahí se creció y terminó adueñándose de la situación, poniendo en muchos aprietos al peonaje en el segundo tercio, en el que hubo mucho desorden, sin que tampoco el novillero pudiese someterle, llevándose un tremendo palizón cuando se
quedó descubierto y el astado le vio. Conmocionado y hecho unos zorros tuvo el gesto de volver a salir para matarle y también permaneció en la arena para lidiar al cuarto, un toro hecho y derecho pero con mejor son, más atemperado y templado que los otros tres, recibiendo también
un fortísimo castigo en las tres veces que se arrancó al caballo. Pero el novillero valenciano, aturdido todavía, pese a su gesto y casta, no pudo sino sacar un trasteo de más corazón que cabeza, sin ver nunca con claridad a su oponente.