Sexo
En brazos de la madurez por Marina CASTAÑO
Si bien, como se ha sabido, en la edad en que se está criando un hijo la libido se desmorona, el deseo se minimiza y la testosterona en el hombre disminuye y, como consecuencia, las relaciones sexuales se distancian, en la edad madura, cuando los hijos están ya más que criados y algunas dificultades propias de la vida de trabajo se han podido estabilizar, es cuando se puede mentalmente estar más dispuesto para un sexo relajado y pleno.
Se hacen bromas acerca de que cuanto mayor se hace la gente, menos chispa sexual surge, pero nada más lejos de la realidad: es en la edad madura cuando se pueden vivir experiencias más positivas, ya que el bagaje emocional y físico es mucho más intenso que cuando se es joven e inexperto.
Es en la edad madura cuando se puede explorar el sexo en unos niveles mucho más profundos y satisfactorios que nunca. Se sabe cómo dar placer y cómo recibirlo; hoy se mantienen mejor hombres y mujeres, sobre todo las mujeres, con el paso de los años; el atractivo físico no merma, quizá se transforma, sí, pero sigue estando presente en la apariencia externa, y esa inteligencia y esa perspicacia se trasluce en el aspecto, en la manera de estar y en la manera de expresarse.
La juventud se traducía antes en belleza externa, en vigor, en energía; hoy puede aplicarse también a los menos jóvenes, porque si la humanidad no hubiese evolucionado, se hubiera extinguido hace mucho tiempo. Cada vez se retrasa más el envejecimiento por dentro y por fuera.
Que nadie deje de sacar partido a estos avances. Es un aporte más al mito de la eterna juventud.
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