Debate Estado Nación
Rajoy le atacará por su falta de crédito y de programa
«Ahora toca hablar de la situación real del país. La resaca del fútbol nos devuelve a la cruda realidad. España no es la Argentina de la dictadura del 78 y el éxito deportivo no va a ocultar el fracaso político de Zapatero ante los ojos de los españoles». Así describían ayer desde el gabinete de Rajoy el espíritu con el que éste afronta el Debate del Estado de la Nación que comienza esta mañana en el Congreso.
Rajoy siguió ayer recluido en su casa, desde donde ha pedido los últimos «papeles» a Génova y al grupo parlamentario. Como queda claro en las citadas declaraciones de arriba, que nadie espere un líder del PP conciliador ni dispuesto a facilitar un debate de guante blanco llevado por la euforia colectiva que ha desatado la selección nacional. Hay un margen para que ajuste su discurso a la intervención inicial del presidente del Gobierno –y errará si no lo usa–, pero nada cambiará su estrategia de intentar acorralarle con el argumento de que ni tiene credibilidad política ni tiene un programa ni tiene un equipo ni tampoco apoyos.El PP presenta este debate como una encubierta moción de confianza de Zapatero. De hecho, fuentes de la dirección aseguraban anoche que Rajoy lo afronta con «tranquilidad» porque entiende que el peso del protagonismo no recae en él, sino en la posición de las minorías, sobre todo de vascos y de catalanes, que actuarán bajo la alargada sombra del Estatuto y de la sentencia del TC. Por tanto, los populares esperan que Zapatero se cueza él solo en la salsa del problema que se ha creado al asumir personalmente compromisos que el Constitucional ha echado por tierra.Dentro del argumentario del líder del PP entrará, por supuesto, un demoledor balance de la gestión socialista de este último año, a partir de la tesis de que Zapatero se ha negado a sí mismo renunciando a sus medidas y a sus principios y ahora está obligado a explicarse ante los españoles y a aclararles también cuál es su hoja de ruta para el futuro y qué nuevos recortes incluye. Igual que nadie debe esperar otra cosa que un debate a «cara de perro», que nadie tampoco cuente con que el PP «quemará» esta tarde nuevas propuestas. Rajoy jugará con su plan global de reformas e insistirá, precisamente, en el mantra de que él si tiene un proyecto político para salir de la crisis, pero lo que hoy defenderá será una alternativa de Gobierno, no una alternativa programática al detalle. Génova se justifica: quien se examina es el Gobierno, no la oposición. Y advierte de que tan importante será la sesión de hoy como la votación de las mociones de resolución que se celebrará la próxima semana, mientras oficiosamente se frota por adelantado las manos con la perspectiva de ver a un PSOE que sufre el «cordón sanitario» que aplicó sin piedad contra el PP en la pasada Legislatura. La portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, exigió ayer a Zapatero un ejercicio de «sinceridad» política y que aclare si va pedir nuevos «sacrificios». Según adelantó, Rajoy utilizará el debate para dejar claro al conjunto de los españoles que existe «otra manera» de hacer las cosas y «otro proyecto político». Sobre la oferta de acuerdos, dijo que ya no es creíble. Menos presión, según Génova- Rajoy no afronta este debate con la presión de otros anteriores. Las encuestas dicen que está en su mejor momento, el partido está pacificado y el foco está puesto en él, pero con la misma o más intensidad también mira hacia los nacionalistas vascos y catalanes. - El eje de su discurso será la crítica implacable a la gestión económica de Zapatero. Su posición en otras cuestiones delicadas, como el modelo autonómico, estará condicionada por la postura que adopte el presidente. - El PP no ve margen para nuevos acuerdos y confía en que la votación de las propuestas de resolución ponga en apuros al PSOE.
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