Presupuesto del Estado
Campaña del miedo
Ya se ve la estrategia de Rubalcaba. Se trata de trasladar la idea a la gente de que el PP, el partido de la «derecha reaccionaria», va a cargarse el Estado del Bienestar. El pasado jueves empezó una ofensiva para meter miedo y trasladar a la opinión pública la idea de que los populares son lo peor, quieren dinamitar la Sanidad, cerrar las escuelas públicas, dejar de pagar las pensiones y echar a los funcionarios. Cuando uno no tiene nada positivo que vender, ningún proyecto que exhibir, ninguna obra nueva que realizar, nada extraordinario de lo que poderse jactar, no queda otra que articular una estrategia de ataque al adversario. Y el ataque en este caso, como una forma de defensa, va en la dirección de asustar, desatar el miedo, hacer llegar a la gente el mensaje de que el PP sólo quiere hacer más ricos a los ricos y quitar a los pobres lo que tienen. Un argumento que no es nuevo. Ya lo usó González en las elecciones que perdió con Aznar. Entonces se agitó el fantasma de la derecha para que los pensionistas votaran al PSOE, y no dudó el candidato socialista en decir en televisión que Aznar iba a suprimir las pensiones.
La cuestión es que el pueblo español ya es democráticamente adulto y no se cree todo lo que dicen los políticos. Aznar ganó las elecciones y no sólo no quitó ninguna pensión a nadie, sino que además las subió cada año y blindó el sistema para que los españoles tuviéramos garantizada esta prestación. Pero, además, con Aznar se extendieron las ayudas sociales básicas sin tener que llegar a los recortes extremos de Zapatero. Eso fue posible porque la economía se levantó, pasamos de un 23 a un 11 por ciento de paro, se crearon miles de empresas y se cuadraron las cuentas reduciendo el déficit y la deuda. El objetivo era crear empleo, que es lo principal, y como eso se logró pronto, todo lo demás vino seguido, incluido una mejor política social.
Lo contrario de lo que ha ocurrido con los gobiernos socialistas de los que fue vicepresidente Rubalcaba. Como se hundió el empleo, se cayeron las prestaciones y ha habido que realizar los recortes más drásticos de la democracia en pensiones, funcionarios, Sanidad, Educación, vivienda y dependencia.
Por eso abochorna tanto esta campaña del miedo puesta en marcha por Alfredo Pérez Rubalcaba, cuyo objetivo inmediato es crear un ambiente de crispación social para sacar cientos de ciudadanos a la calle contra Rajoy y sus presuntos recortes.
Hace bien el líder del Partido Popular en no caer en la provocación. Y hace bien en no formular promesas que no sabe si podrá cumplir. Porque el político que diga ahora que tras las elecciones no va a realizar recortes es un auténtico irresponsable. Y el que se dedique a prometer subidas de pensiones y salarios, sabiendo como están de vacías las arcas públicas, es sencillamente un creador de falsas ilusiones. Algo a lo que en otra época también se le denominaba «engaño».
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