Japón

Los apuros electorales de Merkel

Tras el revés conservador en Hamburgo en febrero y la pírrica victoria en Sajonia-Anhalt el pasado fin de semana, Angela Merkel se enfrenta hoy a otra difícil cita con las urnas. Baden-Württemberg (sur) y Renania-Palatinado (oeste) se suman a un largo año electoral que se ha convertido en un auténtico «via crucis» para la canciller alemana.

Una derrota en Baden-Württemberg dará alas a los críticos a Merkel dentro de la CDU
Una derrota en Baden-Württemberg dará alas a los críticos a Merkel dentro de la CDUlarazon

Sin haberse aún repuesto del varapalo que democristianos y liberales, que gobiernan en coalición desde 2009, sufrieron en Renania del Norte-Westfalia hace un año, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel se arriesga a recibir una humillante derrota en su bastión de Baden-Württemberg. El rico estado federado, que acoge las fábricas de Mercedes Benz y Porsche, ha estado gobernado por la CDU desde 1953.

Los sondeos anticipan un vuelco de 180º grados en el Gobierno regional, que pasaría a la manos de la izquierda. Los sondeos conceden a la coalición «roji-verde» un 47% de votos, frente al 43% que sumarían democristianos y liberales. Incluso, el candidato ecopacifista, Winfried Kretschmann, podría superar a los socialdemócratas y convertirse así en el primer verde en presidir un «land».

Mientras, en Renania-Palatinado, las encuestas prevén una nueva victoria del socialdemócrata Kurt Beck, que prevé incorporar a Los Verdes a su Ejecutivo.
Si hace un año fue acusada por la oposición de dar largas al rescate financiero de Grecia, Merkel ha aprovechado la crisis nuclear en Japón y la situación en Libia para tratar de ganar enteros entre el electorado alemán.

Tras desatarse la alerta nuclear en Fukushima, la canciller sorprendió a todos al anunciar el cierre temporal de siete de los diecisiete reactores nucleares activos en Alemania. Además, Merkel decidió congelar la ampliación de la vida de las centrales más allá de 2020. En opinión de la líder democristiana, la crisis nipona supone un antes y un después en la energía nuclear, de la que reconoció, no obstante, que «de momento no podemos prescindir». Con la fe del converso, el Gobierno alemán exige al resto de socios de la UE que también revisen la seguridad de sus centrales.

La oposición no ha tardado en acusar de electoralista al Gobierno, que hasta el accidente nipón era un ferviente defensor de la energía nuclear frente a una población, que en un 80% rechaza esta fuente de energía. Precisamente, ayer 250.000 manifestantes salieron a la calle en todo el país para recordárselo al Gobierno.

También hay que explicar en clave electoral la sorprendente posición alemana en la intervención internacional en Libia. Consciente de que el 70% de los alemanes se muestra contrario a la operación, Alemania se abstuvo en la votación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU por «serias razones», pese a compartir los objetivos de la misma.

Este autoaislamiento alemán, que ha creado fisuras en el seno de la CDU, no ha agradado a sus aliados internacionales, que critican en privado que Berlín quiera beneficiarse de los éxitos sin mancharse las manos en la batalla.

En Francia, que lideró junto a Alemania el rechazo internacional contra la guerra de Irak en 2003, no se oculta el malestar por la posición de su aliado. El diario «Le Monde» denunció que «la primera potencia económica europea no puede seguir siendo el enano político que fue durante medio siglo, desde la caída del nazismo a la del muro de Berlín», sino que debe asumir «las responsabilidades a las que aspira».

Si estos guiños no son suficientes para ganar en las urnas, Merkel se enfrentará a los críticos dentro de su partido, que no comprenden los bandazos del Gobierno.