España

Griñán se la juega

La Razón
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A estas alturas de la película y con 12 procesos de fusión en marcha que afectan a 38 de las 45 cajas existentes en España, Andalucía sólo tiene disponibles dos hipotéticos caminos: el seguido en Galicia, donde sus dos cajas de ahorro –Caixanova y Caixa Galicia– acaban de cerrar una integración en clave territorial, o el seguido en la Comunidad Valenciana, donde sus cajas –la CAM y Bancaja– han seguido procesos de fusión fría con entidades extraterritoriales que, de hecho, desintegran su capacidad de actuación conjunta en un futuro. Qué es lo mejor para Galicia o para Valencia, en cada caso, no tiene por qué coincidir con la mejor de las coyunturas para los respectivos consejos de administración de sus cajas sino que se trata de una decisión que trasciende con mucho lo matemático y, por supuesto, lo económico y que, se diga lo que se diga en la situación actual, más bien roza lo político. Lo que ahora se decide y a lo que Andalucía se enfrenta es, por tanto, a una cuestión de futuro, político y de su economía, con la paradoja de que apenas queda tiempo para aplicarlo y que esa dificultad añadida distorsiona y emponzoña aún más un proceso repleto de localismos, nimiedades y de lecturas ridículamente interesadas. Es difícil sacar a Málaga-Unicaja y a Sevilla-Cajasol de una inercia de años en la que se venían cuestionando asuntos tan peregrinos como quién sería presidente de la hipotética entidad resultante o dónde se ubicaría la sede postal de Correos, como igualmente lo es el camino hacia ninguna parte que silenciosa y solitariamente Cajagranada había emprendido por su parte. Pero el partido está ahora en otro minuto y otro resultado y sacar a cada uno de sus errores pasados no es tarea fácil, aunque sea precisamente ahí donde se juegan los liderazgos actuales y se pone en valor la capacidad de nuestra dirigencia política. Y es por eso que ahí, precisamente ahí y ahora, es donde se la juega José Antonio Griñán. Lo que se está dilucidando, y a marchas forzadas, no es quién presidirá una potencial caja fusionada ni tampoco la sede social en una u otra capital de Andalucía, sino simple y llanamente el liderazgo del presidente andaluz. Si falla, habrá fallado él porque si hasta ahora cada uno de los Consejos de Administración ha venido haciendo aquello que se le consentía, desde este momento es la autoridad, tras un empeño personal de Griñán acuciado por las circunstancias, lo que se pone en cuestión.