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El resurgir de las razas ganaderas

Más del 90% de las razas ganaderas corre riesgo de perderse para siempre. Su desaparición pone en jaque la biodiversidad y la soberanía alimentaria, al tratarse de especies adaptadas a los ecosistemas ibéricos. En la Comunidad de Madrid trabajan por preservar la oveja colmenareña, la rubia y la Cabra de Guadarrama, en peligro de extinción 

El resurgir de las razas ganaderas
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En España existen unas 150 razas de ganado autóctono destinadas a la producción. Pero el 90 por ciento de ellas está en peligro de extinción, según un informe de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. Su desaparición pondría en jaque la biodiversidad y nuestra soberanía alimentaria por tratarse de animales adaptados a las condiciones de cada uno de nuestros ecosistemas. De ahí que su protección resulte esencial, como también lo es que los ciudadanos conozcan el origen de los productos que consumen, ya que de lo contrario éstos acabarán perdiéndose por falta de demanda. Por no hablar de nuestra economía.

En la Comunidad de Madrid trabajan desde hace décadas con el fin de preservar la oveja colmenareña (también llamada negra de Colmenar), la rubia de El Molar y la cabra del Guadarrama, actualmente en peligro de extinción. Y todas ellas razas autóctonas de la región.
La oveja rubia se diferencia de la negra en que mientras la colmenareña tiene el rostro y las patas negras, la rubia las tiene doradas. Eso en general, luego según la variedad que sea (ojalada, carbonera y barrosa) la pigmentación va haciéndolas únicas. Y lo mismo sucede con la rubia, que por cierto come más que la negra que es un poco más pequeña y su lana es de fibras más largas. De ahí que sea la rubia la que dé en general más cantidad de leche y la que tenga seguramente las orejas más grandes, ya que según los expertos en este tipo de ganado suele suceder que a orejas más grandes mayor producción de leche.

Óptimo nivel de fertilidad

Proteger esta «lanuda» biodiversidad resulta clave, porque «tanto la oveja colmenareña como la rubia están adaptadas a estos terrenos y tienen un buen índice de fertilidad. Así, del apareamiento de cien ovejas, el 80 por ciento de ellas se quedará preñada. De las ovejas gestantes, entre un 30 y un 40 por ciento de los partos podrá ser doble (de media, pueden llegar a 1,5 corderos por parto», destaca el veterinario Juan José Urquía, director del departamento Ganadero del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra), dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la región. «En el caso de la cabra del Guadarrama –continúa Urquía–, la prolificidad es mayor: 1,8 chivitos por parto».

Pero su situación no es la más óptima. «En la actualidad, hay 3.200 ejemplares de oveja colmenareña y 1.000 de rubia de El Molar», explica el veterinario. Hace diez años la situación era si cabe más delicada. Entonces, «de colmenareña había 2.530 ejemplares y de rubia, 923», según los datos facilitados por la Consejería de Medio Ambiente. Es decir, una pequeña mejora, pero mejora al fin y al cabo, aunque sigue resultando vital que aumente la demanda de estas ovejas por parte de los ganaderos y de sus productos por parte de los consumidores. En cambio, con la cabra del Guadarrama, cuyo censo es mayor que en el caso de las otras razas ganaderas, la situación no ha mejorado. Hace diez años había 7.204 ejemplares inscritos en libros genealógicos, según la citada Consejería. Sin embargo, hoy hay «unos 4.600 ejemplares en la Comunidad de Madrid, a los que habría que sumar los presentes en la provincia de Ávila», explica Urquía.

Venta de sementales

Además, su preservación permite dar una mayor importancia a la producción cárnica y láctea de la región. De ahí que en la finca de La Chimenea, en Aranjuez, el personal del Imidra se encargue de «seleccionar las razas, valorando niveles de producción y calidad láctea y analizando que no tengan ningún defecto morfológico, principalmente en las extremidades. Todo ello para después elegir las reproductoras y los sementales más óptimos con el fin de ofrecer a los ganaderos madrileños aquellos ejemplares que puedan hacer más rentable sus respectivas explotaciones», informa el experto. Para todo aquel ganadero de ovino interesado, Urquía recuerda que «los sementales de uno a dos años los venden a unos 92 euros y las corderas de entre seis meses y un año, a 64, y a 50 las de uno a tres años».

Y por si fuera necesario, con el fin de proteger este patrimonio genético también hay en Madrid un establecimiento, el Centro de Selección y Reproducción Animal de Colmenar Viejo (Censyra), que dispone de un banco de germoplasma animal, donde se almacenan y conservan en nitrógeno liquido a -196º, 3.000 dosis seminales de diferentes sementales de las razas ovinas, 1.000 de cabra de Guadarrama y 200 embriones también de las razas ovinas, por si fuera necesario utilizarlos. Pero para evitar llegar a este extremo resulta mejor prevenir. Conocer y demandar las razas de ganado autóctono no sólo resulta vital para la biodiversidad, sino también para preservar nuestro patrimonio alimentario y por qué no, también la calidad de los quesos, ya que aunque una oveja cruzada pueda dar más leche, no tiene por qué tener la misma calidad.

CINCO IDEAS DE ANÁLISIS

¿Por qué es importante proteger las razas autóctonas ganaderas?

Proteger las razas autóctonas resulta esencial medioambiental y económicamente, ya que da mayor relieve a la producción cárnica y láctea de la región, además de preservar la biodiversidad, el patrimonio genético y el alimentario.
 
¿Cuáles son las razas autóctonas ganaderas de la Comunidad de Madrid en peligro de extinción?

La oveja colmenareña y la rubia de El Molar están en peligro de extinción. La cabra del Guadarrama, aunque mejor, está también en la misma situación.

Poblaciones

Hace una década había 2.530 ejemplares de colmenareña, 923 de Rubia del Molar y 7.204 de cabra de Guadarrama.

¿Cómo discernir la colmenareña de la rubia del Molar?

Mientras la colmenareña tiene el rostro y las patas negras, la rubia las tiene doradas. La negra es más pequeña y come menos que la rubia. También presentan diferencias según la variedad. «En el caso de la colmenareña, la ojalada cuenta con una pigmentación ubicada en el extremo de las orejas, el morro y la zona de los ojos. La pigmentación en la carbonera es a modo de lunares. Y en la barrosa el rostro es negro», según los datos extraídos de una publicación de la Asociación de productores de ganado Ovino de Raza Colmenareña presente en la web del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Ofrecen reproductoras y sementales

En la finca de La Chimenea, en Aranjuez, seleccionan la raza y venden los ejemplares puros a los ganaderos madrileños con el fin de conservar la raza y mejorarla.