Del análisis a la parálisis

Semana tras semana vemos cómo equipos con un potencial enorme se atascan al afrontar determinadas fases de un partido, produciéndose un bloqueo total en su juego que normalmente los lleva a la derrota. Saber la causa por la que esto se produce es casi tan difícil como encontrar la fórmula de la piedra filosofal, esa que para los antiguos alquimistas era la clave para transformar cualquier elemento en oro. Pero uno de los errores más comunes que se pueden cometer en el proceso de búsqueda de este remedio es el de profundizar demasiado en el análisis del rival, hasta tal punto que llegues a olvidarte de conocer lo realmente importante, que es tu propio potencial. En este afán por conocer se puede llegar a un exceso de análisis, a detenerse demasiado en un pequeño detalle que no consigues desentrañar y que impide avanzar, o incluso a querer ver posibles estrategias colectivas donde sólo hay iniciativa de un jugador.
Como dice un buen amigo, «el exceso de análisis lleva a la parálisis», y eso es lo que está pasando, que tanto estudio del rival está llevando a los equipos a no hacer determinadas cosas pensando que la respuesta que les va a dar el oponente va a contrarrestar su iniciativa, por lo que es mejor no hacerla.
En ocasiones, antes de analizar el partido siguiente lo mejor es ir a dar una vuelta por El Retiro y olvidar los prejuicios que nos impiden avanzar.