Actualidad
Solidaridad hereditaria
Los socios de la Casa de la Caridad transmiten su altruismo de padres a hijos. Crecen las donaciones un 7,5 por ciento
Valencia- 3 .000 personas anónimas demostraron el año pasado a la Casa de la Caridad de Valencia y, de paso, al resto de la sociedad, que aún es posible dar buenas noticias. Que, para algunos, la crisis, más que un obstáculo, es un aliciente que les empuja a ser solidarios. Porque la situación económica de los últimos años, lejos de disminuir el número de socios, ha provocado un incremento del 7,5 por ciento. 211 altruistas más que hacen que se supere la barrera de los 3.000.
Estos colaboran mediante cuotas mensuales de un mínimo de diez euros al mes, pero a éstos se suman los que deciden realizar aportaciones puntuales; los que contribuyen con donativos en especie; es decir, productos no perecederos como mantas, lotes de higiene, ropa sin estrenar... «que siempre son bienvenidos; o los que prestan su tiempo a través del voluntariado.
El perfil de los solidarios es heterogéneo, pero se repite muchos casos en los que la implicación es hereditaria. Según la ONG de los valencianos es habitual que la tradición de las donaciones o el «cargo» de socio pase de padres a hijos y así, a través de las generaciones, pues la Casa de la Caridad es una entidad centenaria, 106 años de actividad.
Jóvenes con dos hijos
Esta labor y contribución desinteresada llevan a sus responsables a afrontar de manera positiva el futuro. Un porvenir en el que tendrán que seguir atendiendo a miles de usuarios cada año y entre los que destacan en los últimos meses la presencia de jóvenes parejas valencianas con uno o dos niños a su cargo.
«La atención ininterrumpida 24 horas al día los 365 días del año hacen de esta institución una garantía de que nadie se quedará sin comer en Valencia».
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