Cataluña

Los caminos del pacto fiscal

Los partidos encaran la última semana de negociación con la determinación de no dar su brazo a torcer. CiU no desprecia un rechazo frontal de Rajoy porque daría alas al independentismo

Los caminos del pacto fiscal
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BARCELONA- De las doce acepciones con las que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define «política», la que se ajusta más al ejercicio que harán los partidos catalanes en el «sprint» final de la negociación del pacto fiscal es la de «arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado».

De puertas hacia dentro, los partidos políticos admiten que no tienen intención dar su brazo a torcer. Todos dicen tener unas líneas rojas que no están dispuestos a traspasar. CiU, ERC e ICV no van a renunciar a un pacto fiscal basado en una hacienda propia que recaude y gestione los impuestos que pagan los catalanes. Un nuevo modelo de financiación fuera del régimen común. En cambio, la línea roja de PP y PSC es, precisamente, que el Estado participe en la agencia tributaria catalana.

Pero, formalmente, todos están abiertos al diálogo. Todos, excepto Solidaritat que ayer avanzó que no votará la propuesta de Artur Mas porque, a diferencia del concierto vasco, incorpora un canon de retorno al Estado en concepto de solidaridad interterritorial. Si bien el «gran consenso parlamentario» de las fuerzas políticas catalanas en defensa del pacto con el que soñaba Mas ya sólo forma parte de su mundo onírico, la próxima semana el Govern limará detalles de su propuesta para obtener la abstención del PP y con ella el pasaporte para negociar la propuesta en Madrid.

La actitud del PSC es la más ambigua. La más que probable abstención del PP, que no quiere quedarse fuera de juego como con el Estatut, le obliga, como mínimo a abstenerse. Tiene una papeleta difícil porque Oriol Pujol ya avisó de que la suma de CiU, ERC e ICV tiene la misma fuerza que el binomio CiU-PSC. Una advertencia con la que los nacionalistas buscan poner contra las cuerdas a los socialistas, o conmigo –con la hacienda propia– o sin mí.
Pero el PSC está negociando con el peso de los grilletes del PSOE, pendiente de la reacción de su último bastión: Andalucía.

Cuando la negociación del pacto fiscal se traslade a Madrid, después del pleno del 25 de julio, llegará la hora de la verdad. Si el PP da un portazo en Madrid al pacto fiscal, una opción que nadie descarta, el PP catalán puede alegar que dio una oportunidad al pacto fiscal al abstenerse en el Parlament. El PSC no tendrá que pelearse con el PSOE y a CiU tiene la excusa para poner rumbo hacia Ítaca, la independencia.