Canción triste de Amy Winehouse

De alguna forma pasó la vida pidiendo ayuda para que la rescataran de aquel mundo tortuoso que crecía en su cabeza cada vez que se metía una dosis. Lo hacía a su manera, aunque los tabloides británicos no le dieran tregua cada vez que montaba un escándalo en su casa de Camden, el mismo lugar donde ayer fue hallada muerta con sólo 27 años. Amy Winehouse podrá ser recordada de muchas maneras. Como una drogadicta, una alcohólica, una enferma. Como la primera artista británica en ganar en una sola noche cinco Grammys. O quizá como una mezcla poética tan potente como el registro vocal que regaló en sus mejores años, aquellos en los que, a pesar de sus tatuajes, su inseparable maraña de pelo, sus largos colgantes y sus cortos y ceñidos vestidos, nos hacía pensar que aún no estaba todo perdido. La primera reina del soul del siglo XX se ha ido y lo ha hecho a la sombra del alcohol, adicción que también tiñó de negro un día el destino de sus ídolos.

La Policía confirmó ayer el hallazgo del cadáver. Según el comunicado oficial, los agentes fueron llamados por los servicios de ambulancia para que se dirigieran a una casa localizada en Camden Square NW1 poco antes de las 16:05 hora local para certificar la muerte de una mujer. A su llegada se encontraron el cuerpo sin vida de una joven de 27 años. «Siguen las investigaciones para esclarecer las causas del fallecimiento. De momento es tratado como un caso sin explicación, pero no sospechoso», matizaron al cierre de esta edición.

En cuanto la noticia saltó a internet y las redes sociales, fotógrafos y curiosos se acercaron hasta la zona, que tuvo que ser acordonada por los agentes. Twitter se llenó de mensajes de condolencias en cuestión de minutos. «Una chica de excepcional talento» era una de la frases más repetidas. Las ediciones digitales de los periódicos especularon con todo tipo de teorías, pero todo apunta a que la cantante murió de una sobredosis. El mes pasado, Winehouse tuvo que cancelar su gira por Europa, después de que su regreso a los escenarios fuera un auténtico fracaso. La intérprete de «You know I´m no good» salió completamente borracha a su concierto en Serbia, olvidándose de las letras, perdiendo el equilibrio y ausentándose en varias ocasiones, un espectáculo bochornoso que rápidamente fue colgado en la red e hizo saltar las alarmas.

De centro en centro
La joven había pasado varios meses en centros de rehabilitación intentando curarse de sus adicciones, pero un comunicado publicado en su sitio web dijo entonces: «Amy Winehouse se retira de todas las actuaciones programadas. Todos los que trabajamos con ella deseamos hacer lo posible por ayudarla. Se le dará el tiempo que sea necesario para que esto suceda». Su círculo más cercano no vio demasiadas posibilidades de un regreso inmediato. Según la prensa británica, sus amigos llevaban semanas advirtiendo que su consumo de alcohol estaba completamente fuera de control. Su mano estaba agarrada a una botella de vodka mañana, tarde y noche. Los tabloides aseguraban ayer que en la última semana se había desmayado hasta en tres ocasiones tras dosis exageradas acompañadas de todo tipo de sustancias.

En su segundo álbum, lanzado en 2006 y titulado «Back to Black», interpretaba una canción con el título «Rehab» (rehabilitación) en la que contaba cómo su padre la quería llevar a ese hospital y ella se resistía. «Yo dije no, no, no», decía la letra. Paradójicamente fue el tema con el que alcanzó fama internacional y con el que empezó a llamar la atención de la Prensa. Porque su música estaba ligada a su vida y a su vida estaba ligada a Blake Fielder-Civil, con el que se casó en 2007. Muchos le vieron entonces como la verdadera fuente de problemas. El joven fue encarcelado en 2008 y la pareja se divorció en 2009, pero sus continuas idas y venidas hacían las delicias de los medios sensacionalistas. Él mismo confesó más tarde que había introducido a la cantante en el mundo del crack, la cocaína y la heroína.

La última aparición de la intérprete fue esta misma semana en el festival de iTunes. Iba acompañada de su padrino, Dionea Bromfield, que pedía a todo el mundo que se cruzaba a su paso que compraran su nuevo trabajo. Se trataba de su tercer disco de estudio tras estar casi cuatro años desaparecida. Se desconocen aún el título y duración. En un principio iba a ser lanzado este verano, pero se tuvo que posponer por sus problemas de salud. Amy pasó la vida pidiendo ayuda, pero jamás dejó que la ayudaran.