Asesinos sobre el hielo

La vida de un comentarista de libros no acostumbra a ser un valle feliz. Ni siquiera en mi caso, que siempre procuro buscar el lado del espejo que atraiga al lector. En muchos casos los escritores ponen su mayor esfuerzo en abrumar a los ya escasos lectores. De ahí la alegría al encontrar un libro que es fuente de felicidad para el lector. Escrito con una prosa precisa y con la perfección legalista de otro gran escritor abogado, Kafka, suma imaginación, creación de personajes y se sirve de la narración como de un cuchillo tallado para descubrir el fruto que desea contarnos el autor. Von Schirach, defensor penalista en Berlín, organiza estos relatos como alegatos donde, al final, no hay culpables, aunque hable de los crímenes más horrendos, porque el azar, el amor, la locura se combinan para que el lector los comprenda, y comprender del todo es siempre, perdonar, olvidar. Creo que si hubiera que sintetizar la mirada del autor sobre sus personajes, bastaría con una frase de su prólogo: «Nos pasamos la vida danzando sobre una fina capa de hielo; debajo hace frío, y nos espera una muerte rápida. El hielo no soporta el peso de algunas personas, que se hunden. Ése es el momento que me interesa».

El robo de un cuenco
Si los personajes de Conrad acaban siempre condenados, los de Schirach encontrarán la redención, quizá como síntoma de una sociedad alemana que desea encontrar la piedad para los semejantes tras los sucesos históricos del siglo pasado. Un médico rural que corta en trozos a su mujer; el robo de un cuenco de té que lleva a una venganza terrible…Todo un universo de personajes que, psicológicamente, no son culpables, aunque cometen los crímenes de los que les acusa la justicia. Quizá porque Schirach sabe que en un mundo donde todos somos culpables, la única conclusión en un juicio filosóficamente justo es la declaración final de inocencia.

«Crímenes»
Ferdinand von Schirach
Salamandra
192 páginas. 15,50 euros.