Berlín
Reciclar con un incentivo económico
Cuando el consumidor deposita el recipiente la máquina, que distribuye la compañía gallega Internaco, le devuelve una pequeña cantidad. La misma que pagó previamente al comprarlo. El proceso dura un segundo.
Otro modo de gestión de envases de bebidas –botellas de cristal y de plástico y briks– es posible. Es el SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno), impulsado por la asociación Retorna, que está implantado en nueve países europeos, en Israel, parte de Canadá y en varios estados de EE UU y Australia.
Esperan establecerlo en España, y para ello cuentan con Internaco, empresa gallega distribuidora de maquinarias industriales y cuya división de Medio Ambiente es casi una empresa dentro de otra. Para ello, instalarán en supermercados y plantas de tratamiento las maquinas necesarias para que el sistema funcione. Juan Ferro, director general de Internaco, licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Colorado, lleva 10 años unido a Internaco y conoce bien sus características: «Se trata de recuperar y separar correctamente los envases de bebidas de cristal, plástico o briks para reutilizarlos o reciclarlos. El incentivo para ello son 0,25 céntimos que los consumidores abonan sobre su precio al adquirir productos envasados en estos recipientes».
La devolución se hace en maquinas instaladas en comercios y que «incorporan un sofisticado software informático, que es una herramienta imprescindible para que todo el sistema funcione correctamente», afirma.
Funcionamiento
El consumidor deposita el envase en la máquina receptora y dentro se inicia un proceso, «que dura un segundo. En ese tiempo un sistema de haces de luz y espejos, extraerá toda la información necesaria para la gestión adecuada de ese envase, empezando por la marca específica que llevan todos los que están adheridos al sistema», explica.
«Botellas, latas o briks –continúa– pasan en horizontal por un canal en el que se proyecta un haz de luz que se refleja en un espejo; el envase distorsiona ese haz y así la máquina reconoce sus aspectos externos, como la forma, y el material –si es traslúcido lo traspasa–, etcétera».
Además, «hay sensores de peso que discriminan el PET del vidrio, que pueden dar una lectura de transparencia parecida, pero su peso es muy distinto. Luego se compactará para reciclarlo o «volverá a la envasadora y el consumidor recibirá un ticket con el importe de su devolución impreso», añade.
La base de datos almacena 8.000 posibles formas y muchos más códigos de barras, «y pueden identificar 58 envases por minuto. Es tan exacto en todas las lecturas que es cien por cien fiable. Están muy por encima a día de hoy de las necesidades. Pero es más fácil y económicamente viable hacer un equipo apto para instalarlo en todas partes, que hacerlos a medida. Toda esta información que identifica cada envase y permite saber dónde y cuántos se han vendido y recuperado, llega al sistema central para que cada cual reciba su compensación».
El objetivo de este modelo de gestión es recuperar y separar los envases de bebidas para reutilizarlos o reciclarlos de manera más eficaz, de modo que puedan ser una nueva materia prima para otros nuevos o para otros usos, mejor y más valiosa en el mercado que si no estuviera adecuadamente gestionada, y conlleva compensaciones económicas para todos los intervinientes.
El precio medio de estos equipos, que incluyen la máquina, las cintas transportadoras, trituradoras, etcétera, es de 15.000 euros. Tomra, cuya relación con Internaco «comenzó hace tres años, con otras maquinarias también relacionadas con el medio ambiente, como compactadoras de cajas de cartón», tiene instalados ya unos 35.000 equipos en todo el mundo.
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