Melilla

Homenaje a las víctimas

La Razón
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El homenaje a las víctimas del terrorismo celebrado ayer en el Congreso de los Diputados ha ido más allá de lo meramente protocolario y marca un camino que las fuerzas parlamentarias tienen la obligación de transitar cada año al servicio de la memoria, de la dignidad y de la justicia. Al rendir tributo a los asesinados y mutilados por la banda ETA y por los islamistas se está reafirmando la supremacía del Estado de Derecho sobre los que utilizan el terror para alcanzar objetivos políticos. Pero también se proclama la victoria de los demócratas y la derrota inapelable de los asesinos. No hay equiparación posible, ni moral ni política, entre víctimas y verdugos. Con estas premisas se celebró el acto de ayer, en el que el ministro del Interior subrayó que el Estado no se plegará jamás a las demandas de los pistoleros, como bien se demuestra con las recientes detenciones de dos etarras en Francia y, ayer, de dos yihadistas en Melilla. Fernández Díaz, que ayer impartió una lección magistral en la Escuela de Verano de la UCAV y de LA RAZÓN, advirtió a los dirigentes batasunos, se llamen Amaiur, Bildu o Sortu, de que no les saldrá gratis la vulneración de las líneas rojas que ha marcado el Tribunal Constitucional para instar su ilegalización. Aludía el ministro a la subvención del Ayuntamiento de San Sebastián a un vídeo de exaltación etarra, pero también a pantomimas como la protagonizada ayer por los diputados y senadores de Amaiur en Guernica, en la que no tuvieron empacho en equiparar a los asesinados con los asesinos. Derrotar y erradicar completamente el terrorismo aún requerirá un tiempo y más esfuerzo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de ahí la importancia de que el Gobierno y la oposición mantengan firme el rumbo de la política antiterrorista, la cual pasa necesariamente por perseguir a los que humillen a las víctimas. No le será fácil al equipo de Rajoy avanzar, con el tacto y la energía precisos, por este territorio. El ministro Fernández Díaz está realizando una gestión muy atinada, aunque no todas las asociaciones de víctimas estén plenamente satisfechas o no hayan puesto reparos. Están en su derecho, desde luego, pero de lo que no cabe duda alguna es de que el Gobierno está firmemente determinado a derrotar a los terroristas. Por eso es de lamentar que al acto de ayer en el Congreso no asistieran algunas asociaciones de elevada representatividad. Por encima de diferencias puntuales ha de valorarse la unidad de todos los demócratas y la gran relevancia política de que sea el Congreso el que acoja un homenaje anual a las víctimas. Se podrá discrepar sobre el método más adecuado, pero no sobre el fin último, que no es otro que acelerar la derrota de ETA. Y en este empeño es imprescindible la unidad de todos.