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La doble vida de Nacho Umbert

Dónde: Teatro Lara. Corredera baja de San Pablo, 15. Madrid Cuándo: 20 de diciembre. 20:30 horas. Cuánto: 10 euros. 

«No vivo de la música, sólo vale para hacer ‘‘egosurfing''», bromea Umbert
«No vivo de la música, sólo vale para hacer ‘‘egosurfing''», bromea Umbertlarazon

Formo parte de una banda pionera del «indie» de Barcelona, Paperhouse. Lo dejaron enseguida –«éramos malísimos», dice– y se olvidó de tocar. Catorce años después de aquello, regresó con el que para gran parte de la crítica fue el disco independiente del año pasado, «Ay...». Nacho Umbert se toma la avalancha de halagos «con filosofía» y ya tiene segundo álbum, «No os creáis ni la mitad» (producido por el omnipresente Refree, un sello de calidad), que presenta en el Teatro Lara de Madrid un día después de otro esperanzador debut para músicos con una segunda oportunidad, el del grupo Litoral.

«Esto no me ha servido para vivir de la música. No podría, pero ni en pelotas», dice. Umbert paga el alquiler de su sueldo como decorador de interiores. «Siento que hacemos algo especial y me sirve para practicar ‘‘egosurfing'' por internet, pero soy pequeño», afirma. Y es que, aunque no llena estadios, los más modernos le adoran. «Vivir de ser cantautor es imposible». Muy guardiolístico. «Bueno, él diría: ‘‘Es que no puede ser de otra manera''» (risas).

Una postal de fin de año
Umbert pertenece a esa corriente de letristas afiladísimos que abarca desde Sr. Chinarro y Guille Milkyway (La Casa Azul) hasta Manos de Topo o Astrud, cada uno con su registro. Qué bien escribís: «Me preguntan mucho si escribo otras cosas y me da la risa», asegura un poco molesto con el halago. «No sabría por dónde empezar», zanja con fastidio, y esta vez, cero de pose guardiolística, pero tampoco es cierto. En su nuevo álbum no hay historias de chico y chica, sino sobre repartos de herencias, mujeres cañón que hablan en primera persona, hipócritas... «Busco explicar una idea como una pequeña polaroid o una postal. Por ejemplo, puedo contar la historia de esas familias que se cierran hacia afuera y todo son sonrisas y decoro, y parece que se untan en mantequilla y dentro de la familia tienen un tumor del copón. Para mí esa es la idea y luego está el contexto que yo ubico en la cena de fin de año y en los amigos que están a punto de llegar y tienen una bronca monumental, pero su especialidad es que, cuando suene el timbre, ellos estarán magníficos, guapos. Eso me interesa, partir de una idea y convertirla en un cuento. Puede que eso sea lo que engancha a la gente. Meterse en la historia y escuchar, aunque dentro hay cargas de profundidad».

Queda una duda: ¿podría volver Paperhouse algún día? «El año pasado hicimos una broma en la presentación de Barcelona de mi disco en el Auditori. Subí a dos de la banda y tocamos un par de temas. A los pobres casi les coge un síncope con sus hijas en el público. Han borrado de sus vidas la música. Ni tienen instrumentos ni nada. No soy un nostálgico y fue algo para pasarlo bien en su momento, funcionó como vehículo de amistad». Lo dicho: no se crean ni la mitad.

 

Litoral, nuevas esperanzas
Nacho Umbert entrevera frases en catalán en sus canciones, expresiones del habla, contrastes irónicos. Un día antes que él, en el ciclo patrocinado por el Instituto Ramon Llull, actúan Litoral, una banda de folk en catalán (curioso que la mayoría de bandas en catalán que surgen hagan folk) afincada en Madrid y que publica en un sello madrileño. Sus miembros proceden de otros grupos, como La Habitación Roja, Tachenko, Abraham Boba y Autumm Comets, y debutan juntos con «Incidents melódics del món irracional», un disco exquisito.