Nueva York

Obama matiza su respaldo a la mezquita de la Zona Cero

Tras las críticas de los republicanos, Obama se vio obligado a decir que no defendía la mezquita sino el derecho a contruirla. 

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Washington- Barack Obama no pudo elegir peor momento que ayer para dar una pretendida muestra de tolerancia y tender una mano al mundo musulmán en Estados Unidos. A menos de un mes del noveno aniversario de los atentados del 11-S, el presidente norteamericano afirmó que los musulmanes tienen derecho a construir una mezquita cerca de la Zona Cero, pese a la polémica que ya ha suscitado el proyecto en las últimas semanas entre los neoyorquinos.

Obama tomó la palabra en una cena de Ramadán, el «iftar» que se celebró la noche del viernes en la Casa Blanca, para subrayar que «como ciudadano y como presidente, creo que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión, como cualquier otra persona en este país. Eso incluye el derecho a construir un sitio de oración y un centro comunitario en propiedad privada en el Bajo Manhattan, de acuerdo con las leyes y ordenanzas locales». La audiencia congregada, fundamentalmente los líderes de la comunidad musulmana, acogió con aplausos las palabras del presidente. Pero la sensibilidad de los norteamericanos cristianos o judíos va por otro lado y el Partido Republicano ya ha identificado otra grieta en las defensas demócratas de cara a las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre. Y no piensa desaprovechar la oportunidad que les brinda un presidente empeñado, en los últimos tiempos, en conceder todo tipo de ventajas a sus rivales políticos.

Y eso que Obama intentó presentar una posición más que equilibrada, equidistante. Primero, al subrayar que «esto es Estados Unidos, y nuestro compromiso con la libertad religiosa debe ser inquebrantable». Después, dijo que entendía las emociones que suscita el proyecto en un «lugar sagrado» como la Zona Cero.

«No debemos nunca olvidar a quienes perdimos de forma tan trágica el 11-S, y debemos siempre honrar a quienes han liderado nuestra respuesta a ese ataque», añadió, antes de cerrar sus argumentaciones con una diferenciación clara entre el Islam y Al Qaida: «Éstos no son líderes religiosos, son terroristas que asesinan a hombres, mujeres y niños inocentes. De hecho, Al Qaida ha asesinado a más musulmanes que gente de otras religiones, y esa lista de víctimas incluye a musulmanes inocentes que fueron asesinados el 11-S».


Ataque conservador


No es la primera vez que Obama condena el extremismo de Al Qaida para estrechar vínculos con el mundo musulmán. Pero tampoco es la primera vez que le hace el trabajo más fácil a la oposición republicana. Varios prominentes líderes conservadores, entre ellos la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, han rechazado sin paliativos el plan de construir la mezquita a dos manzanas de la Zona Cero. Y lo han hecho con el viento a favor: según una reciente encuesta de la cadena de televisión CNN, cerca del 70% de los estadounidenses se opone al plan y sólo un 29% lo aprueba. Aplicados esos porcentajes a las legislativas de noviembre, los republicanos se sienten en condiciones de dejar al presidente en minoría en las dos cámaras legislativas.

Los republicanos, además, atacan a Obama por el lado que más le puede doler: no haber tenido en cuenta la sensibilidad de millones de norteamericanos para satisfacer la de otros. Ha sido el legislador republicano de Nueva York, Peter King, quien ha subrayado este hecho al decir que Obama «está equivocado» al apoyar el plan, que «es una muestra de la insensibilidad» de la comunidad musulmana hacia quienes sufren por la tragedia del 11-S. Los republicanos matizan que no se oponen a que se construya una mezquita. Se oponen a que se levante en un lugar tan simbólico como el que ocuparon las Torres Gemelas hasta 2001.

En el otro lado, quienes apoyan el proyecto –incluyendo al alcalde de Nueva York, el republicano Michael Bloomberg, y a varios grupos judíos– aseguran que eso enviaría un mensaje sobre la tolerancia y diversidad cultural y religiosa en EE UU. De hecho, Bloomberg aplaudió en un comunicado que Obama defendiera la libertad de religión en EE UU, a pesar de que al presidente también le costó lo suyo entrar en la polémica. Antes de que Obama se pronunciara públicamente sobre el proyecto, los portavoces de la Casa Blanca se desgañitaron diciendo que se trataba de un «asunto local». Ahora ya es «electoral».