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El júbilo inunda las calles de Túnez
Cuando ayer dieron las 20:00, en la capital de Túnez no había nadie por las calles. La primera impresión desde el aeropuerto internacional hasta la avenida Habib Bourghiba era la de una ciudad deshabitada. Sin embargo, a las 20:25 la calma se convirtió en un estallido de júbilo. Centenares de personas comenzaron poco a poco a salir de los cruces de la céntrica avenida y marchar pacíficamente. Algunos iban en sus coches apretando el claxon y con los maleteros abiertos con gente dentro y ondeando banderas; otros, les seguían a pie, pitando, aplaudiendo. «Todos queremos mostrar nuestro apoyo al presidente», reconoció Mohamed, mientras miraba a la gran cantidad de vehículos que se iban multiplicando hasta formar un atasco de tres carriles. Dentro de un Opel blanco, una familia entera iba gritando «Ben Ali, para siempre». La madre reconoce que el presidente es una gran persona, quien no le gusta es su mujer y la familia de ésta. Algo con lo que coincide el coche en el que Hasan va con sus amigos. Su copiloto está contento porque a partir de ahora los alimentos han bajado por fin. «Muchos jóvenes están en el paro y no podían comprar nada». Es el caso de Nabil, un ingeniero de 33 años que se estaba planteando entrar en el Ejército. «Llevo cuatro años buscando trabajo», reconoce. «Hasta que dentro de tres o cuatro meses vea que la situación ha cambiado, no voy a celebrar nada». Eso sí, Nabil explica que las primeras palabras de Ben Ali se están cumpliendo: antes los canales de noticias internacionales no se podían ver, «me acabo de meter con mi móvil y me funcionan desde hace cinco minutos».
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