La Cubierta de Leganés en el punto de mira

El viernes por la noche, como cada fin de semana, estaba llena de gente. El soniquete de ritmos latinos se distingue en cuanto se abren y cierran las puertas de este «templo» de la música latina. Pero la diversión de los que trasnochan contrasta con la de los que viven en edificios anexos a la Plaza, una disparidad más que patente. Tras el suceso de ayer, que puede costarle la pierna a Ronald, algunos vecinos del entorno volvieron a alzar la voz y protestar por la zona de copas que tienen cerca de sus casas. Así lo manifestaba Ana, una vecina del lugar que ayer reconoció a Europa Press que todos los fines de semana «suele haber movidas». Denuncia que al vivir al lado de La Cubierta sufre los excesos de los jóvenes en cuanto a ruidos, suciedad y, lamentablemente, altercados y accidentes.

Éste es el caso del grupo de amigos de Ronald. «Sobre las ocho y media ha salido un chico con la camisa ensangrentada diciendo que a un colega suyo se lo había llevado el tren», aseveró. Por su parte, José Luis, un camarero de un bar situado junto a la estación, afirmó que «es la segunda vez que ocurre un accidente de este tipo».

Quienes viven en el entorno de La Cubierta lamentan el aspecto que presenta la zona a primera hora de la mañana, una vez que los locales han cerrado sus puertas a los más marchosos. Domingo, trabajador de un taller mecánico cercano, confirmó que «los vigilantes sacan de la estación a los que están borrachos, pero siempre hay alguno que se les cuela». La fatalidad de Ronald ha vuelto a situar a La Cubierta como el epicentro del debate que asocia la noche con los jóvenes y el alcohol, una alianza que con frecuencia arroja datos negativos.