El «Cholo» por Julián Redondo

Ha cambiado a Filipe Luis incluso de personalidad. Confesión del futbolista, ahora más ambicioso en todas las facetas de la vida; un defensa que no daba patadas por no molestar. Ha inyectado ese afán de superación a un equipo que desde hace demasiados años transita por la molicie sometido a un destino fatal, sin rebelarse. Simeone ha logrado que el Atlético que perdía los partidos en los primeros minutos los gane en los últimos. «El Cholo» es el corazón de una afición saludable que sobrevivía al fútbol con un marcapasos de segunda mano. Sin embargo, no es partidario de sacar los santos en procesión, ni que se apresure el Ayuntamiento a cambiar el nombre del Paseo de los Melancólicos por el de los Eufóricos. Ganó con fútbol de muchos quilates la Liga Europa al Athletic y la Supercopa continental al Chelsea; es colíder de la Liga con los puntos del Barcelona; no pierde, ni en el campeonato doméstico ni en el europeo; la precaria economía del club devolvió a Diego Ribas al Wolfsburgo, penúltimo de la Bundesliga, y ha descubierto una sutura alternativa con Raúl García y Emre. Dice Pellegrini que el Atlético no podrá pelear con el Madrid y el Barça. Intuye que se rajará, que se desinflará, posiblemente tenga razón. El desnivel económico pro-voca vértigo; pero si el 1 de diciembre el Atleti diera la campanada en el Bernabéu, la procesión sería con el «Cholo» en andas y la Liga recuperaría sentido y credibilidad.