Rebajas
Una «premier» de lujo
Si alguien se quedó con ganas después de la Fashion's Night Out de disfrutar de una fiesta en la Milla del Oro madrileña, ayer pudo disfrutar de doce horas de fiesta a lo largo de toda la calle Serrano. Desde las diez de la mañana a las diez de la noche, la arteria comercial se convirtió en una pasarela –con su propia alfombra magenta– por la que desfilaron miles de madrileños para descubrir lo que ocultaban las vallas y las zanjas durante los dos años que ha durado la reforma de la calle.
Después de tener más polvo de las obras que clientes tras los escaparates, los comercios de Serrano se llenaron ayer de nuevo gracias también a los descuentos que ofrecieron por ser la reinauguración de la calle. Incluso establecimientos exclusivos que no hacen ofertas ni siquiera en rebajas, redujeron sus precios para los que se acercaron a disfrutar del VIP Day. Además, muchas tiendas ofrecían muestras gratuitas o la posibilidad de disfrutar de una copa de champán, un gin-tonic o un exclusivo aperitivo sólo por visitar el establecimiento.
En el caso de las cafeterías, restaurantes y tiendas de productos gourmet, optaron por sacar sus especialidades a la calle en las dos zonas de gastronomía que se instalaron al comienzo y al final de la calle, ambas amenizadas por la música de los dj's que, cada pocos metros, animaban el ambiente festivo con música discotequera, pop o, incluso, sevillanas. Porque la fiesta no estaba sólo en el interior de las tiendas ya que muchas marcas aprovecharon el día para promocionarse entre los paseantes.
Así, un fabricante de coches invitaba a hacer un mini-rallie con su último modelo, un gimnasio organizó una clase de spinning en plena calle, una caravana descubría los secretos de los últimos videojuegos y el personaje infantil Pocoyó hacia las delicias de los más pequeños justo enfrente del carrusel de un centro comercial. También los agentes de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid enseñaron a los niños a circular en bici por la ciudad y no era para menos, ya que la calle se llenó de bicicletas que quisieron estrenar el nuevo carril-bici o patinetes para aprovechar que estaba cerrada al tráfico entre la calle María de Molina y la plaza de la Independencia.
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