Arqueología
Descubierto el ancestro de los primeros seres humanos
Hace aproximadamente 1,97 millones de años, una cueva subterránea en Malapa (Suráfrica) se convirtió en la inesperada tumba de dos jóvenes: un hombre de entre diez y trece años y una mujer de entre veinte y treinta. Allí, ocultos para el mundo, permanecieron en silencio hasta agosto de 2008, cuando fueron descubiertos por investigadores de la Universidad surafricana de Witwatersrand, en el que se ha convertido en uno de los hallazgos de mayor trascendencia para llenar los huecos que faltan en la composición de la evolución humana.
Bautizados como Australopithecus sediba –su apellido significa fuente o manantial en la lengua sesotho, en alusión a la abundante información que su descubrimiento aportará sobre el origen de la especie humana–,los dos esqueletos han terminado por consagrarse como uno de los primeros ancestros del género Homo, al que pertenecen los seres humanos modernos. Una serie de artículos publicados en el último número de la revista «Science» así lo revela, sobre la base de las últimas pruebas realizadas a los más de 220 huesos encontrados en la caverna, donde finalmente han aparecido restos de otros tres individuos.
Según el profesor Lee Berger, del Instituto de Evolución Humana de la Universidad de Witwatersrand, el Australopithecus sediba muestra una sorprendente combinación de características únicas, nunca antes vistas en un ancestro humano temprano. Así, era capaz de caminar erguido, como lo hacían los primeros Homo erectus. «Los fósiles revelan un cerebro muy avanzado, aunque pequeño; una mano muy evolucionada, una pelvis moderna y una forma del pie y del tobillo que hasta ahora nunca se habían observado en otras especies de homínidos que combinen características de monos y humanos en un mismo paquete anatómico», explica Berger. Con estos descubrimientos en la mano, se ponen en duda algunas teorías generalmente aceptadas sobre la evolución humana y el origen de la especie.
Fabricante de herramientas
Para Berger, las avanzadas características encontradas en el cerebro y el cuerpo convierten a este Australopithecus en el «mejor candidato» como ancestro del género Homo. Además, algunas de las nuevas evidencias sugieren que podría haber sido capaz de fabricar herramientas.
Los fósiles podrían tener una antigüedad de 1,97 millones de años, muy anterior a las primeras apariciones de rasgos específicos de Homo en el registro fósil, según Ep. De hecho, los restos encontrados en Suráfrica son aproximadamente un millón de años más jóvenes que Lucy, el fósil más antiguo conocido de la especie humana. Hasta ahora, los fósiles de 1,9 millones de años –en su mayoría atribuidos al Homo habilis y al Homo rudolfensis– habían sido considerados los antecesores del Homo erectus, que es, sin ninguna duda, el ancestro humano más antiguo conocido.
Junto a los fósiles humanos hallados en la cueva –incluyendo restos de bebés, jóvenes y adultos–, también había fósiles de al menos otras 25 especies de animales, entre las que se incluían gatos de distinto tipo, una hiena, un perro salvaje, antílopes y un caballo. En el estudio de las piezas han intervenido más de 80 científicos, estudiantes y técnicos de todo el mundo, entre los que hay equipos de geólogos, morfólogos y físicos.
Datación paleo-magnética
Para determinar la antigüedad de los restos encontrados –1,97 millones de años–, la Universidad de Melbourne utilizó técnicas de datación con uranio-plomo, así como la datación paleo-magnética. Ésta consiste en medir cuántas veces se ha invertido el campo magnético terrestre en los sedimentos calcificados que rodean los fósiles.
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