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Reserva secreta de agua
La Comunidad cuenta con embalses subterráneos recargados desde 2010 para tener reservas en caso de sequía. El objetivo es guardar en tiempos de «bonanza» el 8 por ciento del consumo anual de la región
MADRID- Aunque los protocolos de abastecimiento de agua dicen que no nos encontramos en periodo de sequía, a nadie se le escapa que el invierno prácticamente ha terminado casi sin llover. Con los embalses al 65 por ciento de su capacidad, la estadística dice que podemos terminar el año sin restricciones, pero si la primavera fuera tan seca como el invierno o el consumo de agua se disparara, la Comunidad cuenta con un «as en la manga» para afrontar situaciones de emergencia. Se trata de los acuíferos subterráneos que desde 2010 el Canal de Isabel II llena en años de «bonanza», para posteriormente afrontar con «reservas» los periodos de sequía.
La idea se la trajo en 2006 la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, en un viaje que hizo a Israel, donde se reunió con distintos responsables de entidades del sector del agua para intercambiar experiencias sobre las últimas tecnologías en el aprovechamiento de los recursos hídricos. Entre éstas estaban las reservas estratégicas que, en el caso de la Comunidad, se encuentran hasta a 700 metros de profundidad.
Recarga cíclica
A la vuelta del viaje, Aguirre tardo cuatro años en que la Confederación Hidrográfica del Tajo autorizara al Canal de Isabel II a «ensayar» el almacenamiento de estos «embalses subterráneos» que se realiza de forma coordinada con la confederación y sólo en época de excedentes. De esta manera, desde 2010 hasta ahora se han ido rellenando tres acuíferos bajo tierra hasta conseguir en la actualidad una reserva extra de agua para los madrileños de 1,8 millones de metros cúbicos, que es el equivalente al consumo durante un mes y medio de una población de 200.000 habitantes.
Sin embargo, el objetivo es mucho más ambicioso, ya que se espera poder recargar los tres acuíferos subterráneos con hasta 40 hectómetros cúbicos de agua: casi el 8 por ciento del consumo anual de la región, situado en unos 540 hectómetros cúbicos.
Estos embalses subterráneos cuentan con una configuración geológica que permite que sean recargados con el agua de la lluvia y de los ríos que llega a los embalses en periodos muy húmedos. Esto permite, por un lado, a los embalses llenarse al cien por cien de su capacidad y, por otro, al Canal la posibilidad de extraer el agua que excede y guardarla bajo tierra, manteniendo su calidad, para poder usarla como un «recurso estratégico» en caso de escasez hídrica. Estos periodos de sequía se dan de forma cíclica, de tal manera que cada cuatro o cinco años se produce un año de sequía; esta periodicidad permite al Canal de Isabel II recargar los acuíferos en los años de excedente y gastarlos en periodos de «vacas flacas».
En la actualidad, el Canal está almacenando esta agua en tres acuíferos subterráneos de la Comunidad, pero en el transcurso de esta experiencia, la entidad está probando distintas tecnologías en los pozos con vistas a extender esta iniciativa a otras zonas de extracción de aguas subterráneas. Y es que el Canal de Isabel II dispone de una red de pozos operativos integrada por 70 captaciones que se ubican en los diferentes «embalses subterráneos» de la región, cuyas profundidades oscilan entre 180 y 700 metros.
¿Hay agua suficiente?
El abastecimiento de agua de los madrileños se realiza a partir de un programa informático que planifica y calcula, junto a los responsables de la gestión hídrica del Canal de Isabel II, las series históricas de aportaciones de agua a los embalses, la demanda existente y los recursos disponibles para poder determinar cómo se abastecerá a la región.
En este sentido, el volumen medio de los embalses de la región se encuentra hoy en día al 65 por ciento de la capacidad total. Esta cifra se encuentra 19 puntos por debajo de la que había en la misma época de 2011, cuando los embalses alcanzaban un volumen medio del 84 por ciento, pero también se sitúa por debajo del agua almacenada en 2008 en estas mismas fechas, que apenas superaba el 61 por ciento.
En cuanto a las aportaciones de los ríos a los embalses, el Canal de Isabel II los cifra en torno a 103 hectómetros cúbicos de agua durante este año hidrológico. Mientras que en el anterior periodo dichas aportaciones alcanzaron los 344 hectómetros cúbicos.
Pese a estas cifras, el abastecimiento de agua estaría, en un principio garantizado. No sólo por las reservas «extra» como los embalses subterráneos sino porque los embalses cuentan en la actualidad con 615 hectómetros cúbicos y la media de consumo anual por parte de la región es de 500.
El provechoso viaje a Israel
En junio de 2006, la presidenta de la Comunidad de Madrid viajó a Israel con un objetivo: conocer las novedades en el aprovechamiento y rendimiento de recursos hídricos. Israel es, junto con California o Australia, uno de los países más avanzados en la gestión y uso eficiente del agua. Por ello, tras varias reuniones y visitas in situ a las infraestructuras israelitas, Aguirre volvió con dos ideas: el plan de recarga artificial de acuíferos y el bombardeo de nubes con yoduro de plata para provocar las lluvias; una práctica que se realiza en Israel desde hace décadas y que desde entonces el departamento de investigación del Canal de Isabel II sigue estudiando. El método se realiza mediante aviones que arrojan el yoduro de plata en las nubes más densas. Esto provoca que el agua suba, adquiera más densidad y peso, y que por efecto de la gravedad caiga en forma de lluvia.
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