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Estreno

De lo abyecto definitivamente

Dirección: Gilles Bourdos. Intérpretes: Romain Duris, John Malkovich, Evangeline Lilly, Pascale Bussières. Francia-Alemania-Canadá, 2008. Duración: 107 minutos. Drama.

Una escena de «Premonición»
Una escena de «Premonición»larazon

Imagínense cualquiera de los capítulos de la saga «Destino final» sin el «gore», sin el sentido del humor y pasado por el tamiz del peor libro de autoayuda. Imagínense a John Mal- kovich recitando frases del estilo «lo importante es el aquí y ahora» o «hay que vivir la vida plenamente» con la misma cara con que aparece en un conocido anuncio de cafés. Imagínense a Romain Duris en su primera aventura hablada en inglés, como si no acabara de entender lo patético de su personaje. Imagínense una película con una premisa «new age» que resulta tan desagradable y macabra como «A Serbian Film». Si el Jacques Rivette que condenó el travelling de aproximación al rostro de una Emmanuelle Riva electrocutada en el «Kapo» de Gillo Pontecorvo tituló su crítica «De lo abyecto», un servidor se tomará la libertad de copiarle. ¿Cómo si no calificar una película que se atreve a filmar la muerte súbita de un bebé en plano fijo? Gilles Bourdos se rodea de un equipo técnico intachable –Ping Bing Lee, director de fotografía de Hou Hsiao-Hsien y Wong Kar-Wai; el músico Alexander Desplat– para orquestar una banal, pretenciosa y pomposa reflexión sobre el modo en que nos enfrentamos a la muerte y sobre la responsabilidad moral que tenemos ante nuestra existencia y la de nuestros seres queridos. El doctor Kay (Malkovich) forma parte de la patrulla de los Enviados, elegidos por la siniestra mano del Destino para detectar el aura blanca de los que van a morir. Tiene en ascuas durante todo el metraje a Nathan (Duris), un abogado con el que contacta para transmitirle un misterioso mensaje que no se concreta hasta un final que llega cuando el espectador ha tenido que tragarse varias toneladas de poesía barata.

Lo mejor:
Que la mala experiencia de "Premonición"le haya quitado a Romain Duris las ganas de rodar en inglés.
Lo peor:
La indignante muerte súbita de un bebe filmada en plano fijo