Marruecos

Una víctima de maltrato: «Amenazó con rajarme hasta matarme»

Una presunta víctima de violencia de género ha relatado este lunes en el juicio que se celebra contra su expareja cómo la trató durante meses de forma "salvaje"en episodios en los que la golpeaba en la cabeza con un martillo, la amenazaba con rajarla hasta matarla, la violaba o la ataba en la cama con cuerdas para evitar que se escapara de la caseta en la que convivieron ubicada en una huerta en el paraje La Vega de Villa del Prado.

Abdelkarim Z., de nacionalidad marroquí, se enfrenta a 28 años y siete meses de cárcel por una ristra de delitos que se centran en malos tratos en el ámbito familiar, un delito continuado de quebrantamiento de medida cautelar, detención ilegal, trato degradante, lesiones, agresión sexual y violencia habitual.

En su declaración, en la que hablaba entre sollozos, el procesado ha negado que hubiera agredido o insultado a su excompañera sentimental, asegurando que las relaciones sexuales fueron consentidas durante el noviazgo, que se alargó desde mayo de 2008 hasta septiembre de ese mismo año.

"Ella siempre venía por voluntad propia", ha manifestado el hombre, quien también ha negado que la amenazara con mandar fotos suyas desnuda a su familia de Marruecos.

Por el contrario, la versión de la víctima se encontraba muy lejos de la manifestada por el procesado. "Me trataba de forma salvaje", ha sentenciado la mujer, que estaba visiblemente nerviosa y cuyo relato se ha cortado en varias ocasiones por sus lloros.

La afectada ha contado que el 15 de octubre de 2003 decidió separarse de su pareja después de una agresión, lo que hizo que ésta presentara una denuncia contra él. A raíz de estos hechos, un juez le impuso una orden de alejamiento respecto a la mujer.

La chica ha narrado que el 24 de octubre de 2009, el procesado la convenció para que le acompañara al lugar donde convivieron durante su relación, con la excusa de recoger ropa para los hijos de la víctima que le había entregado su jefe.

"Le tenía miedo y no quería ir, pero me obligó. En la caseta, me dio con un martillo en la cabeza y perdí la conciencia. Cuando desperté, tenía las manos y las piernas atadas a la cama con unas cuerdas", ha relatado.

"Me decía que me iba a matar de diferentes maneras, que me iba a rajar hasta matarme. Estaba manchada de sangre, vomitaba y gritaba para que alguien me escuchara. Le rogaba que no me matara por mis dos hijos", ha añadido.

Tras ello, el procesado la condujo hasta la vivienda en la que residía, donde la chica solicitó ayuda a uno de sus moradores. Esto provocó que el procesado volviera a golpearla.