Castilla y León

OPINIÓN: A Mª Dolores Dancausa

La Razón
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Para llegar a ser consejera delegada de Bankinter y una de las empresarias más valoradas de este país has prodigado trabajo y coraje, virtudes cuya práctica acabas de recomendar estos días a un grupo de jóvenes talentos burgaleses. Con espíritu emprendedor y espíritu de sacrificio podremos superar la crisis, aseguras, al paso que, desde tu privilegiada atalaya, auguras un 2012 aun más crítico que el año en curso. Es muy respetable tu opinión de que todos hemos sido responsables en alguna medida de este colapso, y no sólo los bancos.
Pero es respetable por ser universal, porque nada humano puede sernos ajeno. Sin embargo, el reparto universal de las responsabilidades, ¿es una idea justa? Yo creo que no. No es justo que la responsabilidad se reparta también entre quienes no se ha repartido antes beneficios.
El espíritu de sacrificio para quienes lo necesitan, no para quienes viven ya en la indigencia. El trabajo es una virtud pero no la virtud por excelencia. La virtud por excelencia, la única cuya práctica regula el ejercicio de las demás virtudes, es la justicia. Lo verdaderamente crítico de esta crisis, señora Dancausa, es que el ejercicio de la actividad financiera se ha venido autorregulando con independencia de la justicia social.
El espíritu de sacrificio y el espíritu emprendedor se han erigido -en el mejor de los casos, desde luego- en los valores supremos de la economía financiera y empresarial y ha llegado a ser propuesto como modelo para la sociedad un tipo de hombre cuya valía se cifra en el trabajo. Va siendo hora, señora Dancausa, de que la economía financiera y empresarial se someta al imperativo categórico de la ética y la moral.