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Europa contiene el aliento: otro lunes negro

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Bruselas- Aunque los líderes europeos saludaron este 2012 con oscuros augurios, prometiendo más sangre, sudor y lágrimas, y alejando la perspectiva de la recuperación, el presidente del BCE echó el pasado jueves un capote a los que preferían ver el vaso medio lleno, al decir que había «señales provisionales» de estabilización de la economía. Sin embargo, la rebaja de la nota a la solvencia de nueve socios del euro por parte de Standard and Poor's, prueba que el incendio no sólo no remite sino que se extiende a economías situadas hasta ahora en los laterales de la crisis, países que, como Austria, Malta, Chipre, Eslovaquia o Eslovenia no habían estado en la primera línea de tiro.

En el centro de la tormenta continúan los tres países rescatados, Grecia, Irlanda y Portugal, que a pesar de no tener que acudir al mercado para financiarse, los inversores exigen intereses elevados, sobre todo en el caso de Grecia. Más sensible es el caso para Italia y España, que bajaron dos escalones el viernes, no sólo porque son la tercera y cuarta economía del euro, respectivamente, sino también por el gran volumen de deuda que tienen que refinanciar (Italia tiene deuda emitida por valor de 1,9 billones de euros). Los mercados a los que tienen que acudir les tienen bajo un severo escrutinio, con la amenaza de nuevos hachazos si, en el caso de nuestro país, la reforma laboral no llega pronto.

El respiro que trajeron las buenas subastas el jueves de bonos italianos y españoles ha durado poco. La arremetida de la agencia de calificación ha llegado por el flanco débil de los europeos, el crecimiento. Con una eurozona en territorio recesivo, por los severos ajustes y la restricción del crédito, la intervención del BCE y la cumbre del 30 enero querían empezar a reforzar este frente, tras más de un año y medio de insistir en la disciplina fiscal como única cura.

Pero S&P ha vuelto a poner a los europeos por detrás de los mercados, recuperando el recuerdo de noviembre, cuando la desconfianza se extendió como la peste entre países hasta entonces a salvo como Francia, Austria, Bélgica, Finlandia o Eslovaquia. La falta de control que muestran cumbre tras cumbre los dirigentes del euro, acompañada de una austeridad que ha asfixiado el despegue, ya provocó que la agencia amenazara en vísperas de la cumbre de diciembre con esta bajada de nota general a la eurozona, incluidas las vacas sagradas de la moneda común. Al final, sólo Austria y Francia han sufrido el batacazo.

Examinar daños
En los próximos días los europeos tendrán que gestionar los daños de una ofensiva que ha ido más allá de la largamente prologada rebaja a la nota francesa, la segunda economía del euro. La tormenta ya ha descargado también sobre Bélgica, que ve amenazado su sobresaliente por S&P debido a su alto endeudamiento (casi un 100% del PIB), y un cumplimiento con los objetivos de déficit muy ajustado, que sólo ha conseguido salvar por los pelos con varios recortes y congelación del gasto por valor de 12.000 millones.

El contagio también ha sacudido a Austria, a pesar de que su situación macroeconómica es sólida, y otros pequeños estados de la moneda común como Eslovenia y Eslovaquia, con niveles de deuda alrededor del 50% del PIB pero un déficit por encima del 5% en los próximos dos años. O Chipre, donde una explosión dejó inservible una central que generaba la mitad de la energía del país, lo que unido al peso de su exposición a la deuda griega casi dejó entonces el país al borde del rescate.

La sensación de descontrol y pérdida de iniciativa puede volver a atenazar los reflejos de los europeos. Pero ahora el tiempo para medias respuestas se ha terminado. Los líderes europeos miran a la cumbre del 30 de enero como el principio del fin de la sangría de confianza, cuando el crecimiento y el empleo volverán al centro de las prioridades. Hasta entonces, serán los mercados los que dicten sentencia, dándoles un margen de confianza o atacando sin piedad donde más duele, la deuda y la credibilidad soberanas.

 

Y ahora, amenaza de recesión
No contentos con el golpe seco dado el viernes, los técnicos de Standard & Poor's (S&P) señalaron ayer que existe un 40 por ciento de posibilidades de que la zona euro entre en recesión en 2012, con un crecimiento negativo de los países que la integran que podría alcanzar el 1,5 por ciento de media, aunque la actividad podría reactivarse en el segundo semestre. El analista de esa agencia Moritz Kraemer justificó el análisis que S&P hizo del Consejo Europeo del 9 de diciembre porque muestra que se mantienen los «riesgos sistémicos» en la zona euro. Una de sus inquietudes es la «larga disputa» de los políticos sobre las soluciones a la crisis, porque no supuso un «punto de inflexión».