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El Gobierno sorprende por Federico Félix

La Razón
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Hace unos días nos sentamos con la ministra de Fomento y nos trasladó su apuesta prioritaria por el Corredor Mediterráneo. Fue pragmática y aceptó empezar con la inclusión del tercer carril, lo que permitirá estar conectados con Europa en ancho europeo en 2016 desde Francia a Alicante.

Por eso no entendemos cómo ha actuado en el Consejo de Ministros de la Unión Europea, donde la ministra votó contra la inclusión de los corredores Mediterráneo y Atlántico en la red básica de los ferrocarriles europeos, porque no se incluía al Corredor Central.

La delicada situación económica de España, exige inteligencia y buen hacer por parte de todos, en especial del Gobierno. Esto es aún más importante cuando se trata de inversiones de valor estratégico en las que está implicada la UE. Por eso, la actitud del jueves resulta desconcertante y negativa para los intereses de España y siembra dudas sobre el compromiso del Gobierno con la reactivación y el desarrollo económico.

Somos conscientes de que el voto de la ministra no era contrario a la inclusión del Corredor Mediterráneo como prioridad de la Red Europea de Transportes, sino contrario a la no inclusión de otros como el Corredor Central. Aún así, la postura nos parece muy desafortunada, porque pueden sembrar dudas en Europa sobre la prioridad estratégica de esta infraestructura.

Las ventajas del Corredor Mediterráneo sobre los demás son evidentes por su ubicación estratégica en la ruta del norte de Europa con Asia y el papel crucial del sistema portuario.

Aunque algunos pretendan defender otra cosa, la mejor vertebración de España se consigue con este Corredor. Afecta al 40 por ciento de la población española, al 45 del PIB, al 49 de la exportaciones, y a más del 75 del tráfico portuario.

Cuando los recursos para inversión en infraestructuras son tan escasos como ahora, el interés nacional exige emplearlos en proyectos de más impacto productivo y creación empleo. Cuando se está apelando a la mejora de la competitividad, del crecimiento y del empleo, resulta difícil entender que intereses políticos y de partido estrangulen el proyecto económico más importante para el desarrollo.

Como estamos convencidos de la buena voluntad del Gobierno, pedimos una aclaración pública de su postura y de sus prioridades. El interés nacional lo exige.