Banco Popular
Los bancos comienzan a edificar viviendas en suelos de su propiedad
Bancos y cajas han recibido en los últimos años un aluvión de terrenos de promotores inmobiliarios que, incapaces de hacer frente a sus deudas y con sus arcas tiesas, no han encontrado otra forma de afrontar sus pagos que entregar inmuebles y suelos a las entidades, que acumulan en sus balances 61.500 millones en activos inmobiliarios adjudicados
Dar salida a los primeros se ha convertido en un quebradero de cabeza para las entidades relativamente solucionable. A fin de cuentas, una oficina o una vivienda se puede vender o alquilar antes o después a mejor o peor precio con descuentos.
Provisiones
El problema es qué hacer con el suelo. Hay terrenos no urbanizables comprados a precio de oro en tiempos de bonanza a los que será muy difícil dar salida y que están obligando a las entidades a provisionar grandes recursos para reflejar la importante depreciación que están sufriendo. Sin embargo, hay otros ya finalistas –preparados para ser edificados– y ubicados en buenas zonas con mejores perspectivas. En ellos, algunos bancos van a construir. «Para las entidades, es una buena solución porque sacan del balance un suelo que les consume recursos» y lo transforman en un activo que les reporta beneficios, dice Carlos Ferrer-Bonsoms, director de residencial de Jones Lang-Lasalle.
Por el momento, no se trata de una solución que se haya generalizado. «Se está haciendo de forma puntual», apunta Julio Gil, de Horizone Consulting Inmobiliario. «En general, son terrenos que están en zonas como el norte de Madrid, donde hay demanda de vivienda nueva y muy poca oferta. Se está haciendo, además, con mucha prudencia, después de cerrar las preventas de las viviendas que se construirán», explica Carlos Ferrer-Bonsoms.
De momento, son los bancos los más activos. Las cajas, coinciden Gil y Ángel Serrano, director general de Aguirre&Newman, están más preocupadas por cumplir con los requisitos de mayor solvencia exigidos por Economía que del suelo, a pesar de que en sus balances acumulen 19.270 millones en terrenos adjudicados.
Las fórmulas que las entidades barajan para desarrollar estos suelos son variadas. Algunas están pensando en hacerlo de forma directa a través de sus propias inmobiliarias; otras están buscando apoyo de inversores o de constructores, y otras buscan explotar la fórmula de la colaboración con el promotor-constructor.
Aunque la iniciativa sea incipiente y limitada, en el sector se valora como un paso positivo. «Lo bueno es que puede tener un efecto contagio, reactivar la construcción y cambiar el rumbo del sector», explica Roger Cooke, responsable de la consultora Cushman&Wakefield.
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